lunes, 24 de diciembre de 2012

Mito de Jesús

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Jesús guay
Hoy es 24 de diciembre. ¿Y qué? Pues nada, sólo que medio mundo se encuentra inmerso ya en una celebración llamada Navidad. En la Navidad se celebra el presunto nacimiento de Jesús de Nazaret, la estrella indiscutible del cristianismo.

Hay cierta controversia con la existencia histórica de dicha figura, no por su existencia en sí, sino por el grado de veracidad histórica en su principal biografía, la Biblia. El primer escollo es acordar si existió un único Jesús o fueron varios, esto es hubo una persona a la que atribuir todas las genialidades, enseñanzas y milagros, o, por el contrario, el Jesús bíblico es una amalgama de diversas figuras históricas creada con evidentes fines educativos. La primera pista quizá provenga de su nombre Yeshúa que en arameo, la lengua de la palestina del s.I, viene a significar Yahvéh es salvación, otras fuentes indicarían que la traducción correcta es Hijo de Yahvéh, tal nombre sería coherente con su trayectoria posterior y demasiada casualidad premonitoria en el caso de ser una figura verídica con una historia real.

Algunos autores defienden la teoría de la amalgama (o de la no existencia directamente) por ciertos escritos contemporáneos que nos hablan de Simón el Mago. Este Simón, que algunos identifican con Pablo de Tarso, es citado en la biblia como competidor de Jesús y comprador de prebendas; pero otras tradiciones hablan de un Simón capaz de los mayores trucos de magia, incluyendo caminar sobre las aguas, sanar enfermos o incluso resucitar muertos situándolo como un alter ego de Jesús.

Para acabar de fastidiar la tradición hablaremos de la fecha, 25 de diciembre. De entrada podríamos decir que parece raro iniciar un calendario al final del año, es decir, si el calendario que mantenemos se inicia con su nacimiento, ¿por qué empezarlo seis días antes del final del año? ¿No habría sido más lógico situar la natividad del redentor al principio y así aunar el nacimiento de la era cristiana con su creador? Pues la cosa tiene truco. Revisando los evangelios, oficiales y apócrifos, los teólogos confirman que el Jesús histórico debió nacer en Primavera o verano, pero no del año primero, sino de un caluroso día indeterminado entre el año siete y el cuatro antes de su propia era. El origen del error en el año se da en el s.VI con la corrección al calendario juliano realizada por Dionisio el exiguo. Esta corrección simplemente debía indicar el año del nacimiento de Cristo según el calendario romano (calculando el 754 ab urbe conditas, es decir, desde la fundación de Roma). Pero Dionisio cometió un error al confundir, aparentemente, los reinados de Herodes Antipas con Herodes el Grande situando el nacimiento entre cuatro y siete años más tarde de lo correcto.

Sí, sí vale, pero ¿qué pasa con el 25 de diciembre?

Pues muy buena pregunta. El 25 de diciembre había dos importantes celebraciones en la antigua Roma: Sol invictus y el día de Mitra. ¿Y esto que es? Pues por un lado tenemos a Mitra, una deidad de origen persa que se estableció sobre el 62aC en el mundo romano y compitió con el cristianismo por la hegemonía hasta el s.IV. El día de Mitra, identificado como dios solar, se celebraba el 25 de diciembre al igual que el culmen de las Saturnalia, fiestas en honor a Saturno que conmemoraba en el citado día 25 el día en el que el sol empieza a ascender por la eclíptica tras el solsticio de invierno, en el hemisferio norte, claro.

Todo esto es muy raro, ¿lo puedes explicar?

Sí claro, es muy fácil. El sol a lo largo del año se eleva a diferentes alturas sobre el horizonte. El punto más alto en el mediodía se encuentra durante el solsticio de verano y el más bajo en el solsticio de invierno. El día 25 de diciembre y tras tres días el sol empieza de nuevo su ascenso. También ese día el día empieza a ser más largo y la noche más corta, así hasta el equinoccio de primavera, en el que día y noche tienen igual duración, cuando se celebra la victoria final del sol cuando ya el día es más largo (aquí se circunscribieron inicialmente festividades que luego derivaron en la semana santa).

O sea que de estrellas, reyes magos y pesebre ni hablamos, ¿no?

Podemos hablar, claro, y explicar cosas interesantes. La imaginería actual de belenes y pesebres se debe a San Francisco de Asís en el s.XIII, los evangelios no dicen nada, se limitan a remarcar el origen humilde del redentor. En cuanto a las estrellas y los reyes magos... Mucho se ha hablado de la estrella que guió a los reyes magos, que si el cometa Halley, una supernova... pero ciertos autores remarcan un hecho objetivo y medible aún en la actualidad por cualquiera. En el solsticio de invierno las tres estrellas que forman el cinturón de Orión se alinean con Sirio, la estrella más brillante del firmamento, señalando, en línea recta, el punto por el que sale el sol el mismo día 25 de diciembre.

Bien, una vez explicado todo esto y sin pretender jorobar la navidad a todo quisque terminaremos la entrada y que cada uno extraiga sus conclusiones (aunque no hayamos mencionado las tan traídas y llevadas similitudes de la vida de Jesús con Horus, Mitra, AtisKrishna, Dionisos o, incluso, Siddharta Gautamá Buddha. No me tengáis en cuenta el tendencionismo imperante  y...



¡¡Feliz Navidad!!

jueves, 20 de diciembre de 2012

Sobre el fin del mundo

Calendario maya
Tanto se ha dicho y se ha escrito sobre la profecía Maya del fin del mundo, que se ha vuelto tema obligado de reflexión y consideración en todo blog que se precie. Aquí no vamos a ser menos y también plasmaremos alguna que otra reflexión sobre el tema, justo después, claro, de proporcionar un poco de información.

¿De dónde sale toda esta historia?

Pues para empezar cabría decir que los mayas, aún viviendo plenamente en la edad de piedra, obtuvieron un gran conocimiento astronómico y matemático. Sus matemáticas se basaban en el número veinte, las nuestras en el diez, y mantenían tres grandes calendarios importantes amén de otros no menos importantes.

El primero era un calendario solar de 365 días llamado Haab. Constaba de dieciocho meses de veinte días y de un periodo de cinco considerado tiempo de infortunio y que representaba la transición entre un año y otro.

El segundo calendario importante era el conocido como Tzolkin. Tenía una duración de 260 días y era una combinación de veinte signos y trece números para cada día. El mecanismo era el siguiente: al primer día se le asigna el primer signo y el primer número, al llegar al número catorce la cuenta de números vuelve a empezar y la de signos sigue. Cuando terminamos la cuenta de signos llevamos siete números de la siguiente vuelta, y volvemos a empezar los signos con el número ocho. Así sucesivamente hasta que en el día 261 de la cuenta coinciden de nuevo el primer signo y el primer número dando inicio a un nuevo año.

La combinación de los dos calendarios anteriores es la llamada Rueda Calendárica. En ella, al igual que con las cuentas de números y signos en el calendario Tzolkin, los dos calendarios se combinan para resultar en una serie que se resuelve cada 52 años, esto es 18.960 días.

Aparte de estos calendarios en la cultura maya existía un calendario histórico en el que los días se sucedían indefectiblemente desde el día cero, es decir, contaba desde el día de la "creación" del mundo, esto es, el trece de agosto del 3.114 aC. Como en la cosmogonía maya el tiempo es finito y cíclico, y sabemos que su duración máxima es de 13 baktuns y 133 días, tenemos que el último día de la "edad" actual es el 21 de diciembre de 2012.

¿Pero esto qué significa?

Buena pregunta. Primero hay que saber que los mayas concebían el tiempo como una manifestación de seres sobrenaturales que nacían, se alimentaban y morían para renacer. De ahí que el fin de los tiempos, o más exactamente de las edades, no sea más que el preludio del inicio de una nueva edad. Es decir, el mundo no se acaba, no se destruya vamos, sino que se transforma en uno nuevo. Aquí podríamos hacer un paralelismo ante la concepción occidental del tiempo, puesto que no nos es ajeno que con el siglo XXI (según la mayoría de interpretaciones) inauguramos la era de Acuario, sucediendo a la Piscis que, a su vez sucedió a la de Aries. Al igual que en la cultura maya cada cambio de era implicaría un cambio en la forma de pensar o de vivir del género humano, algo que puede interpretarse, también como un "fin de los tiempos" a modo de transición trascendente.

En el monumento 6 del yacimiento de Tortuguero, se especifica que el día 4 ajaw 3 kankin (el 21 de diciembre de 2012) llegará a la tierra el dios Bolón Yokté junto al monarca Bahlam Ajaw. Este dios es un dios de transición, cambio y destrucción, aunque lo que se espera de él es una incógnita puesto que la mayor parte de la profecía se ha borrado por el tiempo pasado.

Todo esto carecería de importancia si no fuera porque este calendario se ha usado para diferentes predicciones astronómicas resultando extremadamente preciso. Ello unido al fatalismo-apocalíptico de la sociedad occidental proporciona otra fecha de punto y final. Recordemos que en el año mil y en el dos mil ya hubo gran preocupación por un advenimiento inmediato del juicio final.

Si en el último año del siglo XX (sí, el dos mil es el último del XX y no el primero del XXI) era la estación espacial la que iba a caer sobre París, para este nuevo fin del mundo las posibilidades se han multiplicado. Éstas son las más importantes:

  1. Encuentro con Nibiru, planeta de los annunakis. Este es un planeta con una órbita muy excéntrica que se acercaría a la tierra cada 3661 años provocando a su paso grandes catástrofes naturales.
  2. Encuentro con un asteroide. Es bien conocido que en el pasado asteroides de tamaño considerable han impactado en suelo terrestre. No olvidemos que el pasado 12 de diciembre (12/12/12 otra fecha mágica) pasó relativamente cerca la tierra el asteroide Tutatis. Otros grandes asteroides están bajo vigilancia de la NASA a fin de prevenir un posible (y probable) choque, paralelamente se han establecido planes de contingencia.
  3. Tormenta solar. Existe un ciclo en la actividad del sol de once años. Bien ahora estamos en época de llamaradas que, de ser suficientemente grandes y de impactar directamente sobre la tierra, podría generar auténticos destrozos en la tecnología. Aunque se descarta un peligro inminente por una cuestión puramente estadística, no es menos cierto que ya ha pasado otras veces, suceso Carrington por ejemplo. Numerosos países han iniciado ya planes de contingencia y de protección civil en caso de ocurrencia (adivinad qué gobierno no ha tomado aún cartas preventivas sobre el asunto).
  4. Cambio de orientación de los polos terrestres. Se produciría por una voltereta del núcleo de la tierra, descartado por los científicos actuales también es un hecho que a lo largo de la historia de nuestro planeta Norte y Sur han intercambiado sus posiciones en diversas ocasiones.
  5. Aumento de actividad sísmica. Algunos científicos, y los que no lo son, han alertado del aumento de actividad en la corteza, sobretodo de los terremotos en el Pacífico que amenazan seriamente la costa de la India.
  6. Alineación del sol, la tierra y el centro de la galaxia donde se supone que habita un agujero negro supermasivo. La alineación se producirá, aunque no de forma perfecta y con consecuencias nulas para el común de los mortales.
Seguro que me dejo algunas en el tintero, y, si bien es cierto que algunas son científicamente posibles, los científicos actuales niegan que puedan producir catástrofes a escala planetaria

Bien, por si todo fuera cierto, cabe decir que ha sido un placer y que sería una gran pena terminar con este blog de forma abrupta al poco de empezar.

sábado, 15 de diciembre de 2012

El final del túnel

Hace tiempo que no duermes por las noches, pero por el día te mueres de sueño en cualquier rincón. Eres incapaz de prestar atención a nada más de dos minutos. Te cuesta pensar con claridad, casi no recuerdas como empezó todo ni como ha llegado a este punto y, la verdad, tampoco hace tanto.

Hubo un momento que pensaste que aún eras joven, salías, te divertías y trabajabas. Dejaste los estudios, ya habría tiempo y ahora querías un sueldo en el bolsillo. Ahorraste, te fuiste de casa de tus padres y empezaste una nueva vida. Y, ¿qué sería la vida sin pequeños caprichos? Un buen televisor, cine cada semana, copas y algún viaje, ¿quien dijo que no se podía ser feliz? Encontraste pareja e hiciste planes, muebles nuevos, pintura y algún arreglo, tu casa era uno de tus orgullos, el coche no podía ser menos. Y no lo era, tanto que no era uno, eran dos, os hacían falta para ir a trabajar, a los dos, era el precio a pagar para poder ir y venir del trabajo en veinte minutos y no en hora y media, pese a todo la gasolina no era tan cara. Empalmabas un trabajo con otro, no había oficio pero sí talento, algo saldría siempre.

Pero algo pasó. Un día se acabó el contrato y no había otro esperando. No desesperaste, subsidio de paro mediante, seguirías. Tu pareja trabajaba y seguisteis, no os preocupasteis. Dos, tres meses y un trabajo, ¿ves? todo sigue igual. Pagaban un poco menos, pero lo importante era seguir trabajando.

Llegó el primer hijo, todo eran alegrías, no faltaban motivos. En poco tiempo el segundo y el tercero casi seguidos Total, el gasto gordo ya está hecho, sólo había que comprar el "mantenimiento", pañales, leche, papillas, no pensaste en ropa, guarderías ni vacunas "recomendadas pero no subvencionadas". No pasa nada, la casa es fuerte. Te ofrecieron horas extras y ni te lo pensaste. No veías tanto a tu familia, pero el fin de mes era muy holgado, compensaba. Tu pareja perdió el empleo.

Le dijiste que no había problema, tú seguías y al fin y al cabo su subsidio allí estaba mientras no encontrara nada. Tú seguías mirando ofertas de trabajo, siempre se puede mejorar, ¿no?, pero no había nada. Lo poco que veías no te compensaba, pagaban igual o peor. No pasa nada, seguro que tarde o temprano sale una buena oportunidad. Y tu pareja encontró empleo. Pagaban poco y el trabajo era duro, pero te mantenía en el circuito, luego le pidieron quedarse, sólo es un día y hay que quedar bien. Estabais de acuerdo, un pequeño esfuerzo y pasamos la mala racha. Perdéis el empleo ambos.

Intentaste mantener la sonrisa, hay que mantener el ánimo. Pero la casa se te caía encima pese a la alegría de ver a los niños y a tu pareja a todas horas. Entonces pensaste en tus estudios, pero no podías retomarlos, no estarías tanto tiempo en paro y empezaste con los cursillos de formación, así tendrías más oportunidades. Te llamaron para un trabajo, cobrabas menos que estando en paro, pero me mantengo activo y en la ETT lo valorarán. Duró dos semanas, buenas palabras, si sale algo más te llamaremos, estamos muy contentos contigo. El fin de mes ya no era tan holgado.

La hipoteca te subió, tu índice de revalorización era anterior al estallido de la crisis. La gasolina también, al menos ya no necesitabas tanto el coche. Siempre pensaste que los impuestos son buenos, construyen hospitales y escuelas, pero te duelen. Duelen cuando suben y tu calle ya no la asfaltan. Duelen cuando ya no te subvencionan los libros del colegio, educación gratuita, ¡y una mierda!. La comida no baja y la electricidad aún sube más. Te cuesta mantener la sonrisa, pero sigues adelante, si me es más llevadero a mí será más fácil para los niños. Pero llega el verano.

El mayor quiere ir a la playa, los pequeños también. Vais, te lo puedes permitir, pero allí no se puede comer fuera, ni siquiera un día. Quitas a tus hijos la comida veraniega en un fast-food, no se puede todo, es temporal. Y miras la televisión. Coches oficiales, teléfonos nuevos y grandes sonrisas dentro de trajes a medida, y encima votan que no se bajan el sueldo y que seguirán viajando en primera clase. No lo entiendes y cada vez le das más vueltas.

Sales a pasear con tu familia, es noche de verbena, te piden petardos y no te puedes negar, quieren subir a las atracciones, es fiesta mayor y un día es un día, pero son menos viajes que el año pasado, los niños no se quejan, parece que lo entienden, y eso, en lugar de relajarte, te quema aún más por dentro, son niños, no deben tener que entender de esto. Te llega una carta de la oficina de empleo, tu pareja ya la recibió hace unas semanas, te reducen el subsidio, llevas demasiado tiempo chupando de la teta y el estado dice que espabiles y encuentres trabajo.

Vas a entrevistas, cada vez menos, ya estás en esa edad, y el perfil... ahora se piden doctorados para barrer, pasará, es cuestión de tiempo. Pero reduces los gastos. Ahora la nevera está llena de marcas blancas, la comida es un poco más..., bueno, no es todo tan malo. Decides dejar los "extras", de vermut en casa nada, el cine es una quimera, bebes agua casi en exclusiva y el café ahora es muy de vez en cuando.

Tus hijos crecen, necesitan más ropa y quieren cromos, libros y juguetes, no los puedes defraudar. Pero empieza a costarte más sonreír, y necesitas cada vez más ese café con los amigos, necesitas distracciones y ves más la tele. Y lo que ves no te gusta. No te gusta el indulto fiscal. No te gusta el copago sanitario. No te gusta que hagan falta mareas verdes, blancas y naranjas. Hablas con la gente, pero sigue sin gustarte la demagogia, pero te molesta que un político coloque a su familia a dedo, pero crees que es posible que sea gente preparada. Pero te molesta que se justifique la corrupción, y los sueldos vitalicios, las dietas y que se favorezca a grandes fortunas.

Llevas el pelo largo y cada vez repites más ropa, te duele comprarte unos pantalones o unos zapatos. Ya no te compras nada, tu pareja ya no tiene subsidio. Ha bajado la hipoteca, pero no suficiente, tranquilo, seguro que mejora, algo va saliendo. Ya no se comen tres platos en casa. Plato único y una pieza de fruta, a veces ni eso, no tienes hambre. Los niños ya no dejan comida, el plato ya no desborda. Te levantas, vas a la nevera y te deslumbra una luz blanca en un espacio diáfano, está casi vacía. Te desmoralizas más, no creíste que fuera posible.

Ves la tele. Sonríen y cierran hospitales, te dicen que tienes que esforzarte más, que saben que es un sacrificio muy duro, pero que es necesario. El que te lo dice tiene tres sueldos millonarios, y habla de sacrificios.

Miras a tus hijos dormir y sabes que no se lo merecen, quieres que sean felices y te esfuerzas en parecer alegre. No hablas de ello en casa, pero tienes un nudo en la garganta. Algo te impide reaccionar, algo negro te acecha y tu vida se resiente. No querías que te afectara, pero saltan chispas, con tu pareja, con tus amigos, con tus hijos. No ves salida al final del túnel. No quieres ni ver la televisión, no tienes fuerzas ni para indignarte. Y la última carta te abre los ojos. Es de tu aseguradora. Tu seguro de vida sube la prima para el año que viene.

Es para la hipoteca, pero será un gasto menos para tu pareja.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Reflexiones: Democracia (I)

Lo primero es definir la Democracia:
urna
El vocablo democracia proviene del griego: δημοκρατία, a su vez derivada de demos y kretos. La primera palabra puede traducirse por Pueblo, mientras que la segunda se traduciría como Poder. Por tanto podemos decir que la democracia se refiere al poder del pueblo.

Si bien es cierto que solemos identificar a la Grecia clásica como la cuna de la democracia, el sentido moderno de la misma, en tanto que garantía de igualdad de derechos y deberes de los ciudadanos, nace de las reformas parlamentarias de la Inglaterra del s.XVII y, sobretodo, de las reformas introducidas a tenor de la comúnmente llamada Revolución Francesa. Es en dichos momentos en los que se gestan los primeros embriones de lo que en los s.XIX y XX se afianzarian como democracias modernas.


Pero, ¿hay un sólo tipo de democracia?

Pues en realidad no. Además de existir variaciones en su aplicación (que pueden girar en uno o más sentidos) hay democracias que se han mantenido en el espacio teórico y sin aplicarse, como el anarquismo, el socialismo o el comunismo. Aunque la principal distinción que podemos encontrar está en la ubicación última de la toma de decisiones pudiéndonos encontrar con democracia directa y con democracia indirecta o representativa.

Y, ¿en cual estamos? porque votar, yo voto.

Efectivamente, votar, votamos, o al menos una mayoría lo hace asiduamente. Elegimos a unos representantes en diferentes cámaras o estamentos (congreso, senado, ayuntamientos...) que se encargan de todo mientras dure la legislatura correspondiente. Por tanto estamos en una democracia representativa, algo natural si deseamos mantener la democracia moderna como sistema de organización política ya que la población es, quizá, un pelín numerosa como para montar una única asamblea que funcione medianamente bien a nivel estatal.

Entonces, ¿cuál es el problema?

El problema no debería ser ninguno, sobretodo si se observara una tercera vía de forma responsable, esto es: democracia semidirecta o participativa, al menos en los casos importantes y trascendentes o, al menos, en aquellos casos en los que la realidad supera o impone decisiones no contempladas, o contrarias, en los programas electorales que propuso quien ostente la presidencia electa.

Porque parece que aquí está el meollo de la situación. Hemos aceptado que, como dijo Churchill, la democracia es el sistema menos malo de gobierno, pero parece que, por ignorancia o a sabiendas, determinados sectores políticos actuales recuerdan con cariño y nostalgia aquellos despotismos ilustrados que con su Todo por el pueblo pero sin el pueblo, hacían y deshacían sin dar explicaciones ni preguntar si se puede.

Según el sistema actual un partido presenta a las elecciones una lista de candidatos, con ella otra lista, esta vez con sus propuestas, el consabido programa electoral. En múltiples ocasiones, los candidatos, o al menos los que ocupan los primeros puestos de la lista, nos informan, entre insultos y descalificaciones del contrario, de lo que quieren hacer cuando alcancen el poder. En base a la información facilitada, el vulgo elige a sus representantes para que ellos elijan (democracia representativa) a quien será el presidente que se encargará de formar un gobierno (ministros o concejales) y aplicar las políticas anunciadas durante la campaña. Se sobreentiende, claro, que existe un acuerdo tácito entre electores y elegidos mediante el cual el cargo electo se obliga a cumplir con lo prometido con toda su capacidad y voluntad. Hasta aquí bien.

Pero, ¿qué pasa si la actualidad impone una toma de decisiones no contemplada en el tan traído y llevado programa electoral? ¿O si una situación límite impone actuar de forma contraria a la defendida préviamente? El sentido común indicaría que quien ostenta el poder no está moralmente legitimado a tomar tales decisiones y que toda actuación pasaría por preguntar de nuevo a la villanía cual es el sentido de su opinión. Tal encuesta puede tomar la forma de referendo o plebiscito, siempre según la talla de la consulta presentada. Legalmente el presidente puede y debe tomar las decisiones libremente pero, ¿está legitimado realmente?

Deberíamos responder que no, aunque la ley lo asista. La cuestión a considerar entonces es otra ¿cometen estafa los que, habiendo presentado un programa electoral apliquen otro? Para ello nos referimos al artículo 248 del código penal:
 Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno.
Entonces si no hay ánimo de lucro no hay estafa, no, pero sí engaño. El código penal no observa el engaño como delito, pero sí el civil equiparándolo al dolo. Así el dolo, entre otras definiciones, se da cuando la voluntad expresada no concuerda con la voluntad interna con el fin de apropiarse indebidamente de algo. Curiosa definición que tampoco ayuda puesto que al no expresarse la voluntad interna esta puede ser considerada nula. Pero el programa electoral sí se hace público podríamos decir, correcto, pero no es más que una declaración de intenciones que no justifica una desconfianza de la voluntad inicial respecto a los actos ejecutados.


Y esto ¿dónde nos deja?

Pues en ningún sitio. Claro queda que no se pueden pedir responsabilidades penales o civiles del incumplimiento del programa por lo que ¿qué nos queda? Pues el derecho a la pataleta y a la rabieta. Manifestación si procede y, en el siguiente proceso electoral, voto de castigo. Vale, está claro, ¿no?

¿ENTONCES POR QUÉ NO PASA?
Los votos de castigo se aplican con tibieza y nunca más allá de unos comicios electorales. Existe el derecho de enmienda, claro, pero si tras nueve contiendas electorales en democracia "plena" la alternancia en el poder sólo ha confirmado que los dos grandes partidos engañan e incumplen su programa electoral, en muchos casos parece probado que concurren con agendas ocultas y donde dije digo digo Diego según pasan de oposición a gobierno y viceversa, ¿por qué no hay una respuesta ciudadana contundente? ¿Por qué no se materializan multitud de peticiones exigencias por una democracia plenamente participativa? ¿Por qué movimientos como el 15M se diluyen en el tiempo sin obtener resultados? ¿Tan inamovible es el sistema? ¿Tanto es el aborregamiento general?

¿Por qué hay tanto miedo a consultar al pueblo lo que quiere hacer con su futuro? Fácil:

  1. el pueblo es bobo y manipulable, le basta con fútbol y prensa amarilla para subsistir
  2. el pueblo es bobo y no sabe lo que quiere y se corre el peligro de que elija lo que no le conviene
  3. el pueblo es menos tonto de lo que parece y puede elegir lo que a cierta oligarquía no le conviene
  4. ¿el pueblo? pero si ya van a votar cuando toca, ¿no?
Elíjase la respuesta que a uno le parezca más acertada, más de una si se considera, todas las combinaciones son posibles.