lunes, 10 de septiembre de 2018

La diada

Casi cada año publico una entrada el día 11 de septiembre dedicada a la Diada de Catalunya y este año no puede faltar como es natural.

Este año he tenido que pensar bastante sobre qué tema versarlo porque han pasado tantas cosas, hay tanto que comentar que puede ser un post larguísimo. En anteriores entradas ya he comentado el origen de la conmemoración (esta y esta) y también he entrado a analizar el origen del procés (esta) y los prolegómenos del 1-O (comentado aquí) con lo que no parece una buena idea volver a los mismos temas que también están replicados en tantos y tantos artículos compartidos en muchas otras plataformas y fechas.

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Esta vez me veo en la obligación (y lo siento por la pesadez) de hablar de los lacitos amarillos, sí, los tan traídos y llevados lazos amarillos que adornan calles, árboles y farolas en ciudades y pueblos de Catalunya, en Logroño, Madrid, y muchas otras ciudades. Lazos no colgados siempre por independentistas si no por aquellos que entienden de verdad su significado. Por que aquí está el quid de la cuestión: ¿qué significan los lazos amarillos? Pues sencillamente Libertad para los presos políticos.

Y aquí el avispado lector puede que diga: pero si no hay presos políticos, en todo caso políticos presos. Vamos a ser condescendientes y aceptaremos que hay políticos presos que son presos políticos y estas son las razones:

Pablo Llarena afirma en su auto de procesamiento de Oriol Junqueras, Quim Forn y el resto de detenidos lo siguiente:

[Libro Blanco de la Transición Nacional de Cataluña] “contempló distintos procedimientos para la creación del nuevo Estado, en función de que la independencia pudiera alcanzarse mediante un marco de colaboración negociada con el Gobierno español, o que, por el contrario, se desplegaran instrumentos de oposición a la independencia por parte del Estado”. “Esto es, no era la independencia la consecuencia de una falta de negociación con el Estado, sino el objetivo que pretendía alcanzarse en todo caso, primeramente mediante un acuerdo pactado y, en caso contrario, de manera unilateral y forzando al Gobierno a asumir una situación de hecho que buscaba crearse”
Atribuye a Omnium y a la ANC:
“la responsabilidad de impulsar la mayor aceptación social de las iniciativas secesionistas, así como favorecer la creencia pública de que la proclamación de la república era perfectamente viable, buscando, por último, una intensa movilización”

Otros extractos:
"Y como posible reflejo de esa previsión estratégica, la resolución de este instructor constataba que por más que resulte evidente que el civismo acompañó a las decenas de miles de ciudadanos que se movilizaron ante los numerosos llamamientos públicos que recibieron (de lo que era prueba incontestable los limitados efectos lesivos y dañinos surgidos de unas movilizaciones multitudinarias), se constató la infiltración de numerosos comportamientos violentos y agresivos, que reflejaban el violento germen que arriesgaba expandirse y que, desde el momento en que algunos fueron impulsados y capitaneados por el investigado solicitante, muestran los indicios de responsabilidad que se niegan en el escrito de libertad que ahora se analiza."
"En el caso analizado, concurren los elementos que permiten establecer, respecto de todos los investigados, un juicio razonable de riesgo de reiteración delictiva. De un lado, todos los investigados en el procedimiento comparten -y reconocen que todavía mantienen-, la misma aspiración que impulsó el comportamiento que se investiga, esto es, la voluntad de que el territorio de la Comunidad Autónoma en la que residen, constituya la base territorial de una nueva República."
"Con estos cuatro elementos simplificadamente expuestos en este Auto, lo que se planificó es generar un conflicto que girara alrededor del Referéndum Unilateral de Independencia y de la Declaración Unilateral de Independencia, adelantándose que eran varias las posiciones que podía adoptar el Estado en ese contexto de conflicto. Obviamente, la más favorable de las contempladas consistía en que el Estado aceptara la declaración de independencia, lo que conduciría a la creación del Estado propio y llevaría a negociar con España los términos de la desconexión. Pero se contemplaron también otros posicionamientos estatales bien diferentes: Desde que España ofreciera una negociación a cambio de que Cataluña renunciara a la declaración de independencia, hasta que se produjera una reacción violenta del Estado (intervención), pasando por la asfixia económica y judicial. En todos estos supuestos, se contemplaba persistir en el conflicto hasta que al Estado no le quedara más alternativa que la autorización de la independencia, de suerte que ante la aplicación del artículo 155 de la CE, los propios planes independentistas reflejan que el riesgo de permanencia en el delito existe y que es apreciable en todos los investigados."
Y ya vale.

En todos estos extractos del primer auto del juez Llarena se observa como en ningún momento se señala una planificación de violencia si no que la base es que los encausados pretenden actuar de forma coherente con su ideología independentista. El independentismo es legal, no está perseguido como ideología aunque la constitución (minúsculas intencionales) sí prohiba tal fin. En todo caso los planes detallados tanto en el Libro Blanco de la Transición Nacional de Catalunya o en el documento Enfocáis que también cita en el mismo, no son más que aspiraciones a reformar un punto concreto de la carta magna tanto o más legítimo que la famosa modificación del famoso 135, es decir: por mucho que a alguien le repugne la idea el reformismo de la constitución (minúsculas intencionales de nuevo) en tanto que a la integridad territorial española es algo lícito y legal. El pretender cambiarlo mediante pulsos civiles, esto es, manifestaciones y movilizaciones también lo es de la misma forma que una huelga general o sectorial es un sistema lícito de presión para cambiar una legislación específica.

Por tanto, y como se extrae del propio acto, los políticos presos lo son por querer un cambio político y social lo que los convierte en presos políticos. Conclusión que gana fuerza cuando Llarena niega la libertad condicional a Jordi Sánchez por su "no renunciar a su ideología política" pese a que este había renunciado a su escaño en el Parlament, ya no ostentaba cargo ninguno en la ANC y declaraba no participar en movilizaciones ni actos políticos de ningún tipo.

Pero Llarena no está solo

No, Llarena no está solo, está acompañado del gobierno, el de antes y el de ahora. Está arropado por los diferentes tribunales españoles, por el presidente del consejo general del poder judicial (minúsculas ya tal) Carlos Lesmes, del que ahora se sabe que manipuló actas de nombramientos de jueces (entre ellas la del propio Llarena), y está completamente arropado por los voceros del A por ellos que son incapaces de ver la democracia aunque la tengan en las narices o esta reine en Alemania y Bélgica.

Por eso no es lo mismo poner que quitar lazos amarillos. Ponerlos significa expresarse libremente, pedir normalidad política y judicial (aún creyendo el relato de Llarena hay un exceso de celo en la aplicación de la carcel preventiva, por decirlo suavemente). Quitarlos es, simplemente, negar la capacidad de expresión del otro, negar la libertad de expresión. Que sí, que quitarlos es legal, pero ponerlos también ya que el espacio público no es neutra si no que es el espacio de expresión popular. Y no, moralmente tampoco es lo mismo.

¿Y Catalunya está sola?

No, tampoco lo está. No lo está porque muchos la quieren aunque conquistada. Pero sobre todo no lo está por la gran cantidad de personas que sí entienden de democracia, que la quieren en España pero sin ocuparla y por voluntad propia. Está arropada por quienes saben que la decisión es sólo de la ciudadanía de Catalunya y que el resultado de un referéndum, guste o no, es legítimo y vinculante.

Gentes todas que campan por el mundo, por Europa y que, afortunadamente, también campan abundantemente por esta España tomada por nostálgicos del aguilucho y progres del cambio para que nada cambie.

Españoles valientes los llamamos.


Y como guinda algunos ejemplos de solidaridad:
Madrid
Madrid
Logroño
Logroño
Donosti
Donosti
Múnich
Múnich
Milán
Milán
París
París