jueves, 24 de diciembre de 2020

Carta abierta a Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia

Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia

Más o menos a esta hora te estarás dirigiendo a tus vasallos (porque así nos consideras) en la televisión tratando de sentar cátedra sobre lo bueno y ejemplar que hay que ser en estas fechas del año tan especiales. No creo que llegues a leer esto aunque podrías, yo tampoco sé si estaré viendo tu discurso (igual que el tuyo está enlatado mi texto está pregrabado), pero no puedo dejar de darte mi opinión sobre ti, sobre tu reinado y sobre la tristeza de tener un rey en pleno siglo XXI.

Cuesta decidir por donde empezar ya que hay mucho que decir y tampoco querría aburrirte con demasiado texto, hay rumores muy bien fundados que señalan que los libros brillan por su ausencia en La Zarzuela y los pocos que hay no son abiertos precisamente a menudo.

Creo que empezaré por arriba, por lo gordo, por decirte que me daría mucha vergüenza ser tú. Es difícil pensar cómo puedes ir por la vida con la frente alta y la única explicación que se me ocurre es que realmente te crees especial por ser rey. Creo que te has creído esa chorrada de que representas la unidad de todos los españoles, que sin ti la patria estaría perdida y que tu figura es imprescindible como referente y guía. Y oye, que es normal, que has nacido en la família que has nacido y que te han educado como te han educado. Cuando llegaste al mundo Franco ya había elegido a dedo a tu padre como heredero de la dictadura y a partir de ahí a vivir con auténtica distancia social, sin contacto con la realidad y pensando que eres el puto amo.

Pero no lo eres. Eres un tío que habla en nombre de todo un estado pero que no ha sido elegido por nadie más que el éxito de un espermatozoide en una carrera suicida. Eres un tío que ha permitido que se aparte a sus dos hermanas mayores de la sucesión sólo por ser mujeres. Cualquier persona con un mínimo de decencia habría declinado el nombramiento por machismo absoluto y discriminación por cuestión de género. Es tu primer fallo oficial, pero claro, te criaron para que pensaras que eras el elegido por un poder superior. Y no sé si era superior, pero tampoco te he oído desmarcarte del franquismo restaurador de borbones como sí te oí justificar los palos de la policía contra un pueblo que quería ejercer la democracia y elegir por su mano su futuro. Claro que en ese caso tu legitimidad divina habría quedado en entredicho mucho más y el castillo de naipes estaría mucho más precarizado que ahora. Pero si hablamos de coronación y cosas que no se oyen, tampoco te he oído ningún comentario sobre la represión que sufrieron quienes se pasearon por Madrid con una tricolor cierto día de junio de 2014. Será que prefieres guardar prebendas.

Lo que sí parece que es un acierto es tu elección de colaboradores, consejeros y aduladores varios. Entre los dos primeros se te han debido colar un buen número de republicanos a tenor de tus actuaciones de los últimos años mietras que los últimos te mantienen tan alejado de la realidad que sigues haciendo el ridículo. Porque vamos a ver, tú has aceptado ser rey por ambición personal porque tu padre ya no podía ocultar más mierda y había que darle la patada y huir hacia adelante. Con semejante preámbulo, ¿quién te dijo que era una buena idea sacar un documento renunciando a una herencia que no has recibido y que ya sabías un año antes que tenías y que no tiene ningún tipo de validez jurídica? Macho, con un comunicado indicando que no puedes hacer nada con la herencia hasta que se produzca y que entonces ya renunciarás a ella habría valido y no habría habido nada que reprochar. Aunque todo parece que viene por el interés de tener a tu padre lo más lejos posible y de seguir tratando de salvar los muebles. Que vale que ha sido un chorizo, defraudador y aprovechado, pero tío ¡que te has pasado por el toisón de oro su presunción de inocencia! Con su salida nocturna hacia Abu Dhabi, con apartarlo de toda vida pública, no dejarle volver a casa, con tu repudio a sus actividades... lo que das a entender es que es culpable. Y no digo que no lo digas, oye, que todos tenemos la obligación de denunciar los delitos sean de parientes cercanos o de alguien que pasa por la calle, pero no te quedes a medias, que si dices que tu padre queda fuera por corrupto toca dar datos a la policía y dar ejemplo entrullando a tu padre. Igual así alguno podríamos llegar a pensar que te crees tu papel de monarca y no eres otro aprovechado de la situación.

Pese a todo hay una cosa que te diferencia de tu padre y que no es poca cosa; tu padre sabía que estaba ahí por carambola, que no le tocaba y que le había tocado la lotería al lamer las botas del dictador con voz de pito por el módico precio de traicionar a su padre (mira, debe ser tradición familiar). Tu padre no se metió en embolados (y no, el 23F no cuenta, lo necesitaba para ser incontestable), tu padre tuvo un perfil bajo, se presentó como campechano y sólo dejó perlas que otros le habían escrito. Tu padre, pese a arramblar con todas las comisiones posibles, trató de no hacer ostentación de nada, daba sus discursos de navidad en plano corto y desde el despacho mientras que a ti te faltó tiempo para darlos desde el gran salón para que viéramos como vives a costa nuestra. No diré nada de tu discurso del tres de octubre de 2017 en el que creíte defender algo, ahí te retrataste solo y cualquier demócrata ha sacado sus conclusiones.

Quizá lo más triste de tu reinado es que eso que te hicieron a ti haciéndote creer que eres la puta hostia y que mereces estar en el top del top se lo estás haciendo a tu propia hija. Tienes una cría que debería poder ser una niña normal, que debería poder elegir su futuro como cualquier hija de vecino, estudiar lo que le venga en gana y no estar contínuamente expuesta en algo que igual no tiene recorrido porque tu reinado tiene pinta de cerrar el periodo Borbón y de dar paso a una democracia un poco más plena. Hazle un favor, quítale todo el peso de una sucesión que probablemente nunca se dará, ahórrale la decepción de no llegar a ser nunca reina y déjale jugar con las amigas, soñar con su futuro a su manera y hacer cosas típicas de preadolescente. Y no, hacerle hacer un vídeo diciendo que está confinada igual que el resto de niños viendo las dimensiones de vuestra casa (cedida) no es hacerla parecer normal, es hacerle hacer el ridículo y blanco críticas que en realidad mereces tú.

Felipe, hazte un favor y de paso háznoslo a nosotros, abdica, pírate, vete. Sal de la vida pública, búscate un trabajo digno, deja la política para quién ha sido elegido expresamente para ello por el populacho y la representación máxima a alguien que haya pasado por las urnas. Si lo haces probablemente ganes el respeto de mucha gente y demostrarás que no estás aquí porque te creas especial.

Si no lo haces no tendremos más remedio que echarte y eso te dejará peor sabor de boca.




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