jueves, 26 de septiembre de 2013

Dos semanas después

manifestació diada
Algo como la Diada de Catalunya se puede comentar de dos formas. La primera es antes de que se produzca, o en el mismo día. Esta forma permite posicionar ideológicamente al que suscribe el posteo, ofrece previsiones y datos de eventos pasados y da los apuntes necesarios para conocer el origen y motivo de la conmemoración de dicha fecha. Por norma estos comentarios suelen ser parecidos año tras año si no en el mismo sitio sí en los medios de ideología afín o similar. Es infrecuente, pero extremadamente grato, encontrar análisis a priori que analizan las diferencias sociales entre una edición y la actual y dan un aire fresco al repetir de consignas y lemas de una u otra afinidad.

La segunda forma de comentar la jugada es, evidentemente, hacerlo a posteriori, unos días después puede ser una muy buena opción. ¿Por qué? Porque así es más fácil complementar los análisis previos y añadir conclusiones a las previsiones.

Ahora nos encontramos en ese momento. Hace ya unos días de la conmemoración del evento histórico reivindicado el pasado once de septiembre en Catalunya, y Barcelona en particular.

Este año había dos alicientes añadidos a la siempre controvertida fiesta nacional catalana: el precedente multitudinario de la manifestación en la capital catalana y la tan traída y llevada Via Catalana per la Independència. No me voy a extender pero como recordatorio, supuestamente innecesario ya en estos momentos, hemos visto una aparente multiplicación de independentistas de la mano del President Artur Mas a lo largo de los últimos años con una, aparente de nuevo, curva acentuada y acelerada durante los últimos meses. Y digo aparente porque, en realidad, no lo es tanto. Difícilmente podremos hablar de datos oficiales y fehacientes porque no existen, pero ese independentismo catalán rondando el 35-40% como única opción, se viene barajando desde los últimos años ochenta, hasta un 55% como apogeo antes y después de los Juegos Olímpicos de BARCELONA'92. Pero repito, no son datos oficiales porque no se recogían, y si se hacía no se publicaban. Quizá la crisis, quizá por el empuje de las nuevas generaciones o quizá por motivos culturales (no voy a entrar en este análisis en este post) se han visceralizado opiniones adormecidas o se ha convencido a indecisos, el caso es que hay un clamor importante y visible por, al menos, el derecho a decidir, o sea, aplicar los principios democráticos al gobierno ciudadano, es decir, un referéndum.

De lo que me gustaría hablar ahora es de lo que ha pasado. Primero, se
Via Catalana
Besalú
calculan, más o menos, un millón seiscientas mil personas en la cadena pidiendo la independencia según la Generalitat, 
600,000 según el ministerio del Interior y un millón según medios como The Washington Post y Los Ángeles Times. Bueno, los bailes de cifras en las manifestaciones son desgraciadamente habituales. En cualquier caso es fácil intuir que la Via Catalana sí fue un éxito y que la Diada se celebró, afortunadamente, sin incidentes remarcables.

Pero, ¿cuales son sus consecuencias? Bueno, en primera instancia alguien como
José Manuel García-Margallo
José Manuel García-Margallo
el ministro García-Margallo fue
pillado con el pie cambiado y reconoció el éxito de la organización (alguien ha resaltado en algún medio que es curioso que el miembro del gobierno que siempre opina sea el de exteriores y no el de interior que sería lo lógico). Parece una reacción mucho más natural que la expresada por la vicepresidente del gobierno, la señora Sáenz de Santamaría que rezó el consabido “el gobierno está con la legalidad y no se va a mover de ella”. Una reflexión, si Suárez hubiera aplicado el mismo principio aún estaríamos bajo el yugo y las flechas de los “principios del movimiento”, de otra forma el gobierno anterior no habría reformado la constitución a escondidas y en connivencia con el Partido Popular. Sabemos que la constitución es un melón que muchos no quieren abrir, pero no se puede escudar uno siempre en su inmovilismo atávico, máxime cuando los hechos contradicen lo manifestado. Tampoco puede uno esconderse siempre en aquello de la mayoría silenciosa como decía Sánchez-Camacho el mismo día que sabíamos que su partido pasaba a ser casi marginal en Catalunya. Con tal lógica alguien en Twitter recordaba que el asesinato de Miguel Ángel Blanco movilizó a cinco millones de personas, por lo tanto otros treinta y cinco millones estábamos de acuerdo con el ajusticiamiento del edil popular y yo no creo tal cosa.

¿Hay más? Sí y no, podemos destacar la reacción de Cayo Lara cuando dice que Catalunya tiene derecho a decidir. Y no es que Cayo Lara sea
Cayo Lara
Cayo Lara
independentista, nacionalista, separatista o lo que sea, sólo parece ser demócrata, lo cual, hoy en día, no es moco de pavo. Podríamos destacar la respuesta por
carta que Mariano Rajoy ha remitido a Artur Mas en respuesta a la enviada por éste en un lejano mes de julio. Sinceramente para escribir lo escrito y repetido hasta la náusea, no es necesario esperar casi dos meses, casi podría haber hecho un corta y pega al que el gobierno popular, por desgracia, nos tiene acostumbrados. También por desgracia no es nuevo ni, casi, destacable el hecho de que la ultraderecha campa a sus anchas y, aunque ha llegado a haber doce detenidos, probablemente los involucrados en los incidentes en la librería Blanquerna de la villa y corte salgan sin mancha ni mácula de tal encuentro.

La conclusión a la que podemos llegar es que actualmente hay una España que es permeable a la realidad y es capaz de actuar y ser sensible al talante democrático, esté o no de acuerdo con lo planteado, mientras que otra se enroca en actitudes carpetovetónicas que poco tienen que ver con el siglo XXI ni democrático.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Diada de Catalunya


Senyera


Nova PlantaHoy es once de septiembre y en mi Catalunya natal se conmemora la Diada, y he dicho bien, se conmemora, no se celebra. Hoy se recuerda que hace 299 años la ciudad de Barcelona cayó, tras un sitio de once meses bajo el peso de las tropas felipistas comandadas por el Duque de Berwick. No fue el final de la guerra, dos días más tarde caería Manresa y al año siguiente Mallorca. Casi tampoco el fin de las instituciones catalanas que se mantuvieron, descabezadas, en un limbo hasta 1716 en que se aprueba, publica y ejecuta el Decreto de Nueva Planta.

No es mi interés el de dar ahora una clase de historia, tampoco, quizá, el justificar un movimiento independentista en el principado catalán. Sólo dar un par de pinceladas sobre qué implica el proceso actual y cuál es su origen.

Mucha gente cree que el catalanismo o, si se prefiere, el independentismo, es algo moderno, incluso un invento del actual presidente de la Generalitat Artur Mas. En este enlace se puede encontrar información sobre los diferentes partidos y asociaciones que se han pronunciado a favor de la independencia política de Catalunya.

Y he dicho bien, independencia política, parece de perogrullo, pero uno de las críticas que más se repiten ante cualquier independentista es que la independencia no existe, todos los países son interdependientes entre ellos. Claro, los independentistas no nos hemos caído de un higo. Sabemos que hay obstáculos, que la economía se verá alterada (aunque el sentido no creo que lo conozca nadie exactamente) y sabemos que las razones son puramente subjetivas.

Las razones que suelen esgrimirse son básicamente dos. A saber:
  1. Motivos históricos
  2. Motivos económicos
Sobre los primeros ya he dicho que no pretendo una clase de historia. Sólo reseñar que la aspiración del movimiento independentista consiste en emular el estatus de soberanía existente en 1714 excluyendo la figura monárquica (que en Catalunya tenía rango de Conde de Barcelona) de la ecuación. Sobre ello hay que añadir, no obstante, que el hecho de que en el pasado hubiera un estatus político determinado no es motivo suficiente para justificar cualquier cambio presente o futuro.

El segundo motivo parece más claro, no es en balde el más esgrimido ante propios y extraños. De entrada parece obvio, el principado de Catalunya ha disfrutado siempre de un sistema productivo muy activo y proactivo. Existe un tejido industrial (aunque en decadencia debido a la deslocalización y otras crisis) y un sector servicios muy desarrollados que durante mucho tiempo han podido generar suficiente riqueza como para que la renta por cápita media haya sido, si no de las más altas de Europa, sí de las más altas del tramo medio. Pero tampoco es el motivo real. Balanzas fiscales negativas y otras presiones fiscales sólo sirven para intentar explicar qué pasaría el día después de la independencia puesto que la viabilidad del proyecto no es, en realidad, su razón de ser si no, si acaso, un elemento favorecedor. Al principio he dicho que nadie puede saber con certeza cuál sería el impacto económico pero es de esperar que los mercados económicos se autorregulen y equilibren en relativo poco tiempo, pero como tampoco es un motivo válido pasaremos al motivo real.

Y llegados aquí sólo cabe desvelar el misterio: no hay motivo real, no hay un sólo motivo para desear la independencia y en realidad hay muchos. Cada persona tiene el suyo: yugo cultural, opresión económica, vuelta a un estatus político soberano, etc. Todas son válidas y todas sirven para aquel que se sienta identificado con ellas y son objetivamente inútiles para todo aquel que no comprenda los anhelos del prójimo. Al final la respuesta es, otra vez, sencilla democracia y el respeto a ella. Sabemos que hay gente en contra de la independencia política y otros a favor, bien hagamos lo que hacen los estados civilizados del mundo:

Votemos señores, votemos.
votar



lunes, 9 de septiembre de 2013

Apuntes de higiene Versallesca

Versalles

En la Francia de los siglos XVII y XVIII la higiene no era un prioridad:


  • El palacio de Versalles tiene más de 700 habitaciones, pero originalmente se construyó sin ningún baño, lavabo o comuna.
  • Los criados cambiaban a diario la paja que se repartía por el suelo para que la corte hiciera sus necesidades.
  • Frecuentan los relatos en los que se describe a aristócratas orinando en floreros en cualquier sitio.
  • Los orinales se vaciaban por la ventana al grito de "¡Agua va!" cada noche.
  • Se creía que el pelo graso por falta de lavado era signo de buena salud.
  • La ropa no se lavaba, se llevaba hasta que se caía, literalmente, hecha jirones.
  • Se creía que las sábanas manchadas de sangre en un parto exitoso daban buena suerte, por eso no se lavaban y se ponían sucias en cada parto de la casa.
  • La higiene intima consistía en no lavarse para "proteger mejor a la piel" y ocultar los olores con ungüentos y perfumes.
  • Se creía que el baño debilitaba el organismo, el maquillaje debía disimular las manchas en la piel por falta de higiene.