No puedo, eso sí, dejar pasar la ocasión sin condenar rotunda, firme e inequívocamente la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Fue una actuación vergonzosa iniciada por una mala gestión del gobierno, pésimas decisiones del ministerio del interior y un operativo digno de infames dictaduras perpetrado por el coronel Pérez de los Cobos y los miles de voluntarios de la policía nacional y guardia civil (las minúsculas son adrede siempre) que se desplazaron a Catalunya con interés represivo y la intención de arrodillar por la fuerza a quien sólo quiso votar.
Mi más sincero reconocimiento a quienes no se dejaron intimidar por la violencia perpretada por agentes y mandos sin sentido de la proporción y se mantuvieron firmes para que TODO el mundo que quisiera votara pese a los impedimentos del aparato del estado. Gracias.
Los números del Referèndum
Primero un breve repaso. La siguiente imagen representa el resultado final oficial:Vemos que ofrece un resultado del Sí de un 90'18% sobre el voto válido emitido y que cifra el voto total emitido en 2.286.217 votos, por lo que el Sí representaría apenas un 38'47% del censo elector total. No voy a entrar ahora en si el censo era legal, en si el recuento es veraz o no... Ríos de tinta han corrido ya y se ha dejado claro que estas cifras son los más cercano a la realidad posible y que es una realidad muy cercana siendo las personas que votaron más de una vez o las urnas en la calle sin control eliminadas de la ecuación y meramente anecdóticas.
Antes de hacer ningún análisis voy a compartir una imagen de cosecha propia con unos cuantos cálculos. Estos cálculos no sólo implican los resultados oficiales si no que añaden una estimación de resultado en caso de que los 770.000 votos secuestrados por policía y guardia civil se hubieran contabilizado y establece una relación porcentual respecto a los votos totales válidos emitidos y el censo total:
La imagen se me antoja clara pero la voy a comentar brevemente. Si obviamos los votos secuestrados del total del censo ya que no sabemos en qué sentido están, vemos que el Sí asciende al 44'99% de los sufragios, sigue sin ser mayoría absoluta pero sí sigue siendo muy superior al 3'91% representando al NO. En la siguiente columna, y tal y como dicta la LOREG aplicada, los votos nulos desaparecen y como voto válido vemos que el Sí es un 45'18% y el No un 3.92%. Hasta aquí sólo es leer sin interpretar... Pero me permito un poco de política-ficción.
Imaginemos que los 770.000 votos secuestrados muestran una tendencia similar al resto de sufragios, sí cierto, habría que ver de dónde se secuestraron y la tendencia local, pero sólo juguemos... Si añadimos los votos secuestrados y contamos los válidos: TACHÁN, el Sí escala al 51'62% siendo ya mayoría absoluta dejando al No en un 4'48% de votos emitidos válidos. Repito, es un ejercicio de extrapolación que no debería corresponder con la realidad pero que debería hacer pensar.
Ahora hablemos de 2.257.347 personas que no fueron a depositar la papeleta en la urna. Tradicionalmente en estas votaciones binarias se suele añadir esta abstención al No porque se entiende que el Sí debe ser activo y esto tiene sentido en referéndums no vinculantes puesto que el esfuerzo del cambio debe recaer en quien efectivamente quiere el cambio y si no hay mayoría absoluta sobre censo no se da tal cambio. Por otro lado en un referéndum vinculante la abstención cuenta precisamente como abstención y queda fuera del recuento por lo que en este caso se asume que quien no vota no quiere opinar y se aviene al resultado. Ahora bien, ¿podemos asumir esto en este caso? La respuesta es no, y lo es por dos motivos.
Motivo primero
El gobierno ha expresado de forma activa y excesivamente contundente que este referéndum no era tal y no tenía validez jurídica ni política. Esto sirve para desactivar a quien votaría No porque no aprecia la necesidad de ir a votar y a parte del Sí porque tampoco parecía que el esfuerzo sea relevante. Añadimos a esto a que una parte importante del No no quería que se celebrara el referéndum precisamente por su opción en el mismo y sabía que una de las claves para darle validez es la participación.
Motivo segundo
Este es evidente. Si ver por televisión a las UIP agrediendo con ensañamiento a quien está a pie de urna se te quitan las ganas de jugarte el tipo. Y aquí entra tanto el votante del Sí como del No. El efecto disuasorio de las porras en movimiento es ampliamente conocido por este gobierno que no en balde lleva usándolas desde los tiempos en que Fraga se adueñó de la calle.
Conclusión: No podemos saber a quién se debe otorgar qué parte de la abstención habida ni si es mayoría el No (aunque una gran mayoría seguro que lo es) o si el Sí es relevante. En todo caso es necesario marcar como un dato interesante el 57'52% de participación con todos los elementos en contra, teniendo en cuenta que en las últimas generales hubo un 66'48% de participación y que en las últimas al parlament fueron un 77'44%. Como dato extra la participación en el referéndum de la OTAN del 86 fue del 59'42% y para la constitución europea un 41'77% mientras que para el Estatut fue del 48'9%.
NOTA: Tras su publicación he editado la entrada al detectarse un error en uno de los cálculos. Ahora debería ser todo correcto.
De la respuesta que de Puigdemont, lo más probable es que no haya Art. 155 y siga la situación como está.
ResponderEliminarEstán sometiendo a España y los españoles a una humillación, degradación que evidencia ante el mundo la deseada poca energía y mando de un gobierno impotente, pusilánime y sin estrategias ni herramientas de propaganda como las que si cuentan el Govern secesionista que demuestra que puede pisar e inmovilizar a España en todos los planos hasta someter a todo su ejército, judicatura y gobierno. Una estrategia que solo puede venir de las más altas instituciones del poder mundial judío.
Este sistema demuestra para el futuro que las estrategias parlamentarias y las baterías de información think tanks pueden reducir que todo un ejército, policía, gobierno, y expulsarlos. Evidentemente solo se puede lograr teniendo a todo un gobierno de topos dentro del gobierno central.