sábado, 14 de febrero de 2015

El día en el que casi pierdo mis convicciones





Niveles de la Deep WebHace un par de días me encontraba revisando las noticias de diferentes medios cuando una me llamó la atención. Era un artículo en el que el periodista desgranaba sus impresiones después de haber pasado una semana surfeando por la Deep Web.

Como seguro que muchos de vosotros sabréis, la Deep Web es una zona de Internet a la que no se accede desde los buscadores tradicionales y cuyas páginas no son directamente accesibles, tampoco es especialmente difícil entrar, sólo hay que saber cómo. Esta Internet profunda se caracteriza por ser un auténtico mercado negro de la más variopinta suerte de mercancías, desde armas hasta drogas en auténticas tiendas online con servicio a domicilio. Otras cosas que se venden son diferentes servicios ilegales: cracking, objetos robados y hasta sicarios. Naturalmente también abundan los fakes y los timos al uso, lo que tiene estar fuera de la legalidad es que no hay garantía de nada. Hasta aquí nada que no esperara, todo bastante reprobable pero sin sorpresas.

DrogasEl problema es cuando el periodista detalla contenidos de ciertos foros que sólo pueden estar en esta red: foros con imágenes de violaciones (supuestamente reales), violencia gratuita (incluyendo snuff), abusos a animales y pornografía infantil. Es difícil describir el mazazo en el pecho al ser consciente de determinadas actitudes que pululan sin control y con total impunidad. Naturalmente soy consciente de las noticias que nos rodean, de las redes de pedofilia desarticuladas, se los abusos a menores que cada día nos cuentan los telediarios, pero la sensación es diferente. Cuando uno ve que la policía ha detenido a tal o cual pederasta lo que sueles ver es que ya hay uno menos en la calle y que la pesadilla de algunos niños y de sus padres está próxima a terminar, además el propio entorno percibido, policía, telediario..., no banalizan el asunto pero sí ayudan a que haya cierta distancia. Pero no el relato del periodista sobre estos foros. Aquí lo que nos muestra es que hay gente que sigue haciéndolo, impunemente. Es fácil pensar que no tienen reparos, remordimientos ni sentido de estar rebasando límites en su propia humanidad... es algo que realmente te ahoga. Pero la ansiedad no ha hecho más que empezar.

Mercado infantil
El artículo citaba sin describir un famoso (¿?) vídeo llamado "La destrucción de Daisy", incluyendo un enlace, como una leyenda alrededor de estos sitios. Como parece ser inevitable en estos casos el enlace es seguido pensando que me llevaría a un relato equivalente al de la chica de la curva pero adaptado a este inframundo de horror. Cuál no sería mi sorpresa cuando el enlace es hacia el blog de otro periodista, éste mejicano, que detalla, con todo lujo de detalles, como en un trabajo de investigación accede a dos vídeos que atienden a la referencia "La destrucción de Daisy". Son dos vídeos que nada tienen que ver el uno con el otro pero a cada cual más abyecto. Me voy a ahorrar su descripción que nada aporta. No los he visto, no pienso verlos, ni siquiera sé si podría conseguirlos pero me basta con la detallada descripción que hay en dicho blog y en sus borrosas capturas (afortunadamente MUY censuradas) para hacerme una idea de lo que está filmado, digno de la más dura y retorcida de las películas de psicópatas carniceros que podamos encontrar.
Canales

SicarioSe me cerró el estómago y mis pulmones se negaron a contener más aire mientras procesaba lo leído. Durante un tiempo, demasiado tiempo, se me pasaron todo tipo de pensamientos oscuros. Pensamientos que aparcaban y defenestraban todas mis convicciones sobre Derechos Humanos, derecho a la reinserción y presunciones de inocencia varias. Pensamientos que me llevaron a ejecuciones sin juicio, tortura y dolor. Y durante otro tiempo no pude dejar de pensar en la policía que está detrás de las detenciones de estos sujetos y de cuanto tratamiento psicológico necesitarán los encargados de visionar este material para encontrar a sus perpetradores.

Es fácil reaccionar visceralmente ante determinados hechos. Lo difícil es mantener la cabeza fría y hacer lo correcto. Es muy difícil.