Primero voy a aclarar que no soy ni votante del PSOE ni siquiera simpatizante. Me considero una persona de izquierdas convencida de la irrenunciabilidad de la democracia o los Derechos Humanos de forma inalienable y que le son consubstanciales. Reconozco en el Partido Socialista una cierta cantidad de compromiso con los derechos sociales (ley de asistencia, ley de matrimonio homosexual, etc.) aunque aplicados con cierta tibieza pero sobretodo reconozco a un PSOE que no es socialista y que acata todas las propuestas neoliberales que le son dictadas desde las posiciones más extremistas de la derecha europea. También a ese PSOE capaz de saltarse todos los límites con la famosa reforma del artículo 135 de la sacrosanta constitución. Soy consciente del PSOE que no abrió ninguna fosa común en los doce años de mayoría absoluta (con o sin apoyos) de Felipe González, del PSOE del GAL, del la cal viva y del que gobierna en Andalucía y Extremadura sin haber sido capaz de industrializar ninguna de las dos regiones y permitir despegar a dos economías que podrían bien haber sido motor y no lo son.
Pero también soy consciente de los momentos complicados que nos toca vivir. De un Partido Popular muy peligroso con mayoría absoluta y de un Mariano Rajoy capaz de llevar su mediocridad y su inacción hasta límites insospechados. El peligro de una nueva catástrofe laboral y social está a sólo dos meses de aquí si tenemos que llegar a unas terceras elecciones. Seamos realistas un resultado con mayoría absoluta del PP es un peligro extremadamente real que hay que evitar.
No me malinterpreten, como dijo su, todavía, secretario general Pedro Sánchez, a un demócrata no le asustan las elecciones, votar es una alegría; pero cuando sirve de algo.
Si votamos y ganamos bien, si votamos y perdemos... qué le vamos a hacer, es el juego y si las reglas son justas pues bien jugado. Pero las reglas no son justas y no lo son porque ustedes junto al Partido Popular quisieron que fueran así. Justificaron con la "estabilidad" y la "gobernabilidad" un sistema que perpetúa el bipartidismo, que sólo contempla la alternancia de dos y el resultado, tres generaciones políticas después, es que han dejado de ser demócratas. Han olvidado qué es un juego de mayorías cambiantes, qué significa negociar, ceder, negociar, obtener..., se han olvidado de qué es tener que debatir de forma constructiva, tejiendo alternativas y relaciones con quien no es de nuestra cuerda, con quien no estamos de acuerdo en todo o en nada. Se han olvidado de la pluralidad y el mejor ejemplo es su situación actual.
No voy a entrar a valorar qué familia socialista tiene razón o no, quién ha provocado el pulso que ha terminado en cisma ni quien debe recomponer la rosa deshojada. No es tarea mía, la familia socialista debe encargarse de ello, pero permítanme señalar que la situación en la que se encuentran es reflejo de su comportamiento para con el resto de fuerzas. Su actitud con otros es de soberbia y de posiciones maximalistas, del todo o nada, de la voluntad de negociar con la baraja en la mano y del debatamos y dame la razón. Así se comportan fuera y así se comportan dentro.
El Partido Socialista necesita ahora humildad y altura de miras, necesita ser el catalizador de una nueva época sin hegemonías y no precisa líderes (o lideresas) que pretendan hacer historia en dos semanas, o dos meses. Olvídense de ir a nuevas elecciones y resurgir cual ave Fénix, Euskadi y Galiza han sido dos grandes avisos, mírenlos bien.
Ahora hay una sola alternativa posible: pactar con otros partidos, pactar una mayoría multicultural, multiideológica y multimucho. El PSOE tiene que pactar con Unidos Podemos, con ERC, con PDC, con el EAJ-PNV, Bildu (y déjense de monsergas unionistas, sean grandes estadistas a la altura de las circunstancias) y si el señor Fernández Vara
quiere irse por pactar con los extremistas pues que lo haga, libre es, pero que su egolatría (y la de otros) no nos niegue una posibilidad real: desalojar el PP de La Moncloa. Las cartas las tienen sobre la mesa, saben qué quieren los otros partidos, negocien, pacto de investidura, estabilidad, gobernabilidad, lo que sea, pero negocien. Piensen que si no habrá otro gobierno Rajoy, otro gobierno con Montoro, otro Fernández-Díaz, De Guindos, Báñez, Sáez de Santamaría y otros tantos que no deseamos volver a sufrir. Piensen que si gobierna el PP (¡con Ciudadanos!) el despido será libre, la enseñanza nacional-católica y nuestros impuestos en las eléctricas de turno.
Piensen, señoras y señores militantes del PSOE, que opciones tienen dos dentro de esta única alternativa. La primera es un acuerdo de gobierno/investidura que nos quite a Mariano de en medio, la segunda es una abstención responsable. No se me sorprendan, saben de qué hablo, si no pregunten al señor Lambán y al señor Pérez Anadón al respecto.
Javier Lambán gobierna Aragón gracias a un acuerdo de gobernabilidad con la Chunta Aragonesista y de Investidura con Podemos, para la segunda opción tenemos el gobierno del ayuntamiento de Zaragoza; se lo cedieron a Zaragoza en Común pero en la oposición no dejan gobernar, hacen pinza con el PP y C's. Ahora piensen que si favorecen un gobierno de Rajoy éste estaría en minoría, todas las leyes deberían pasar por el congreso, el gobierno debería negociar y la llave estaría en las mayorías parlamentarias cambiantes, las que definen a grandes estadistas que las saben manejar. Pienses ahora en afrontar un congreso de su partido con calma, sin presiones, en el que su ejecutiva salga reforzada, digamos un año o dos máximo, mientras el PP contra las cuerdas. Será en ese momento cuando podrán plantear una moción de censura que desalojaría a don Mariano de la presidencia, por la puerta de atrás, como debe ser, y, entonces sí, afrontar nuevas elecciones con todas las garantías.
Sé que pido un imposible, pero, dejen de mirar su ombligo, su situación no se lo permite. Desháganse de los dinosaurios que son cargas improductivas, rejuvenezcan, democratícense y piensen en el bien común al menos esta vez.
Partido Socialista Obrero Español, sean valientes.