Hace ya una semana de las elecciones del pasado 26 de junio y ya corresponde un análisis con la mente fría y descansada desde mi punto de vista personal. Especifico desde mi punto de
vista personal porque no quiero que se interprete como la opinión de organizaciones como
Unidad Popular ni ninguna otra. Este blog contiene estrictamente mis opiniones personales y esta no es distinta.
Resultados
No voy a desvelar nada que no se sepa ya, por lo que me ahorro repetir los números, pero sí que me voy a permitir un pequeño análisis de lo que anticipo que va a suceder.
A primera vista la situación difiere poco de los resultados de diciembre salvo por la (inesperada) subida en votos y escaños del Partido Popular. Esta subida los coloca en primera posición destacada y sumando 169 escaños si llegan a un acuerdo de, al menos, investidura con Ciudadanos. Parece poca cosa teniendo en cuenta que en las anteriores elecciones sumaban 163 y C's prefirió pactar con el PSOE. Probablemente la diferencia sea que en ese momento C's quería desmarcarse del PP y seguir apareciendo como una fuerza progresista a la par que robaba votos del partido de la gaviota. También toca tener en cuenta que una pequeña abstención (siete) daría a Rajoy la llave de la presidencia. Esta abstención no está claro de dónde vendría, ERC no, Unidos Podemos y las candidaturas "primas hermanas" quizá tampoco, CDC sería extraño puesto que está fuertemente polarizado en estos momentos y no puede permitirse acercamientos al PP. Coalición Canaria sólo tiene un representante y EH-Bildu es impensable. Tampoco dan los números para PNV que con elecciones a la vuelta de la esquina quizá tampoco puede permitírselo.
Entonces sólo queda una opción para la investidura de Rajoy, abstención de al menos una parte del PSOE. Ahora mismo el Partido Socialista está tocado, ha obtenido el menor número de escaños de su historia y sufre una crisis de liderazgo similar a la de los noventa que entronó y descalabró a Joaquín Almunia.
Otra alternativa, aunque de difícil ejecución sería que PSOE repitiera pacto con C's y recibiera el apoyo en la investidura de Unidos Podemos, En Marea, A la Valenciana y En comú Podem. Esto sumaría 188 escaños, suficientes para investir a Sánchez. Luego habría que dejar a PSOE+C's gobernar solos y tener que pelear cada ley. Siendo maquiavélicos esto garantizaría dos cosas: la primera es gobernar sin estar en gobierno y por tanto no sufrir el desgaste y segunda: neutralizar a Susana Díaz y parar la reforma de la cúpula del PSOE.
Desde mi punto de vista, la táctica socialista fue desmarcarse de Podemos para que este no les robara espacio en el espectro político y mantener la potencia de marca que no precisa apoyos. Esta estrategia, y viendo que no lleva a ninguna parte, debería haber servido para hacer caer a Pedro Sánchez de la secretaría general, fomentar un congreso federal de renovación que aupara a Susana Díaz y preparar su candidatura para las próximas elecciones. Díaz no puede abandonar ahora la Junta de Andalucía porque carece de recambio y necesita mantener el liderazgo hasta solucionar (como quiera que termine el asunto) el tema de Chaves y Griñán. Luego dimite dejando a un delfín a un año de elecciones y a asaltar la Moncloa. O al menos intentarlo. Si fuera conspiranoico diría que a Díaz le interesa el fracaso de Sánchez. Y sin serlo también, es la mayor beneficiada.
Es necesaria una reflexión sobre esta candidatura, entre otras cosas porque al haber formado parte de ella no me puedo desentender del resultado.
Primero aclarar que en un ejercicio de simplificación que poco tiene que ver con la realidad los medios usan la nomenclatura Unidos Podemos para hablar también de las candidaturas "hermanas"
En comú podem,
A la valenciana y
En marea, que mantienen características propias. También suelen hablar del pacto IU-Podemos cuando había más fuerzas en la ecuación aunque sus números no hayan participado de la suma previa.
Me explico.
Esta candidatura surge de la constatación de que Podemos (y el resto de candidaturas hermanadas) no dio el
sorpasso en el pasado 20D y de que
Unidad Popular no consiguió ni por asomo la representación que pretendía (otro día hablaremos de Hont y su particular ley), por lo que era imperativo sumar fuerzas. Pero ahí vino el primer error: los interlocutores fueron IU y Podemos en exclusiva pactando en despachos lo que debía ser un proceso abierto y participativo, que era lo que se demandaba y era capaz de ilusionar. Según parece Podemos fue quien impuso la fórmula y el veto a
Unidad Popular como movimiento a la participación en las negociaciones. También el mantenimiento visible de la palabra
Podemos en el logotipo, nombre, etc., famoso ha sido el acuerdo del 74% como condición en el logotipo, en la conformación de listas, etc. Y este ha sido el error mayúsculo. No tanto en la visibilización de una de las partes sobre las otras (que también) si no porque nunca se ha pretendido esa unidad de la que se hacía gala. Nunca se ha disimulado en mostrar que esto era un matrimonio de conveniencia pero que los dormitorios estaban separados, en casas separadas. Y esto el electorado lo ha percibido.
La suma de escaños es la misma que en diciembre, pero con casi un millón cien mil votos menos. Estos votos es difícil saber por dónde han escapado, si por los que votaron morado en diciembre o por los que votaron
UP. Las cifras exactas se verán en las próximas encuestas del CIS con toda probabilidad pero no me equivoco si digo que por los dos lados. Una parte quizá nada desdeñable viene del voto fiel de ambas formaciones que abjura de la otra y no ha querido votar para no favorecer a su enemigo mortal (cada uno al suyo). De estos están los votantes de Podemos que no querían ser "tabla de salvación" de IU o que creyeron en que Podemos era el partido transgresor y transformador mientras que IU representaba a la "vieja política", a un socio oportunista o a unos comunistas comeniños stalinistas que iban a hacer peligrar la regeneración democrática. Por lo tanto el envenenamiento de la anterior campaña hizo mella.
La segunda cuestión ya la he abordado antes: la unión nunca se percibió como tal. Desde el primer día se plantearon campañas separadas, la percepción de la escenificación nunca fue unitaria y no se construyeron espacios de confianza comunes.
En Aragón, en concreto, hubo dos terceros actores: uno en Zaragoza ciudad que fue Zaragoza en Común y otro en la provincia de Huesca que fue Alto Aragón en Común. Estos dos actores añadieron espacios de negociación y direcciones de campaña añadidas que no facilitaron la cohesión. No voy a esconder lo que muchos ya sabe, yo era, y soy, contrario a la entrada de ZeC en la candidatura por dos simples razones:
- La primera es que no aporta nada en sí misma. Se pretendió hacer émulo de Barcelona en Comú olvidando que los espacios electorales son distintos y que en Catalunya sí que hay un peso específico de Ada Colau muy superior al de Pedro Santisteve (una personalización que tampoco es de mi agrado, dicho sea de paso). Digo que no aporta porque los partidos que participan de ella o bien estaban ya representados o bien no participaban en las elecciones directamente, por otro lado existiendo UP ya como elemento de pleno derecho no era necesario escenificar otra confluencia más allá de lo meramente simbólico. Como simbólico era el cierre de la candidatura al congreso por alcalde y vicealcaldesa hurtando la implicación como candidatos o candidatas a dos personas que habrían podido multiplicar sus apariciones.
- Por otro lado una candidatura como la de ZeC demanda espacios de control y aportación ciudadanas. Actualmente es complicado mantener el ritmo de los grupos de trabajo que mantienen las políticas municipales, siguiendo esta filosofía complicado parece que se pudiera replicar en ámbito estatal dicha estructura.
En los actos de campaña (escasos por no decir inexistentes en Zaragoza ciudad) era evidente que había dos candidaturas en una y, lo siento por parecer parcial, pero Podemos parecía más interesado en reforzar marca propia que en construir unidad. De hecho durante la primera semana costó oír "Unidos" delante de "Podemos" en las intervenciones, sumemos el uso intensivo de sus representantes en la DGA como refuerzo y la multitud de actos en los que participaron mientras que Rosa Magallón o un servidor no llegaron a la media docena. Y que conste que no lo digo por mí o por ansias de gloria, lo digo por los actos que dejamos de hacer y por los oídos que dejaron de oír las bondades de la candidatura. (Al fin y al cabo esta es mi opinión por lo que me permitiré seguir en mis propias percepciones.)
Nada tengo que reprochar a compañeros y compañeras de uno y otro color (sí, hay que decirlo así) la sintonía era máxima en la mayor parte de los casos. Pero hubo detalles de la campaña que podrían mejorarse, como el hecho de que la política de paracaidistas siguiera y, esta vez tampoco, despertada ninguna ilusión... Como el hecho de que en un contexto de crispación por la repetición de los comicios planteáramos un corazón como logotipo y la sonrisa como lema, parecía que era tiempo de propuestas concretas y pasar a una acción más directa y combativa.
Pero sobre todo lo que ha pesado es la desazón de traicionar el trabajo de base, el trabajo de construcción conjunta, la unidad al fin y al cabo por un uso excesivo de la estrategia y del márqueting.
Quizá otro día complete esta entrada con más sensaciones en función de las reacciones que recoja esta, por ahora el post es demasiado largo. Si has llegado hasta aquí gracias y recuerda que como toda opinión es siempre parcial y desde un sólo punto de vista.