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domingo, 10 de septiembre de 2017

Del 11-S al 1-O

Banderas en una manifestación
Este año, otra vez por lo que parece, la Diada estará marcada como trascendente, este año, más que otros, el número de participantes será un indicativo bastante fiable del camino que se seguirá en las siguientes tres semanas. Ahora mismo el pulso que mantienen las fuerzas independentistas catalanas y el gobierno del PP ha cruzado el Rubicón, ha chapoteado como nunca y tras quemar puentes y naves ha salido corriendo rumbo a una Roma que teme arder sin Nerón mediante.

Es importante tratar de abstraerse de la crispación reinante, sólo así seremos capaces de entender lo importante y lo trascendente de la situación. Nos encontramos ante un desafío de tamaño mayúsculo al que nadie, ni propios ni extraños, pensamos que se pudiera llegar, y no es poca cosa quien ha llegado a ello es el partido, rebautizado, que formaba parte principal de una coalición acusada de cobro de comisiones. El sentir general era que, llegado el caso, un pacto de Moncloa cerrara el proceso y echara cerrojo al caso del 3%. Puede que haya sido por el empuje de ERC y por la determinación de las CUP, pero al final ha pasado y el Rubicón queda atrás, como un recuerdo vago de un pudo ser y no fue.

Sabemos que CiU era una coalición corrupta; sabemos que el proceso no dará automáticamente solución a los problemas sociales y económicos de catalanes y ajenos; sabemos que probablemente la Unión Europea y otros organismos darán guerra para no reconocer a un nuevo estado, probablemente porque España lo impedirá; sabemos que la situación es irregular y que las garantías son limitadas, pero también sabemos que el proceso ha sido todo lo que podía ser por las trabas sufridas.

Aprobación de la ley de referéndumEstos días muchas voces autorizadas han estado diciendo que están de acuerdo con el derecho a decidir pero así no, que un referéndum tiene que tener garantías, que se tiene que tratar de pactar el referéndum, que tiene que haber una campaña en la que se defiendan las dos opciones. Y es cierto. Es cierto que ése es el escenario ideal, pero no ha sido posible. El gobierno del PP, como antes lo hizo el del PSOE, se niegan a acordar una consulta, ni vinculante ni no. Solamente pactaron migajas con Pujol para que el ruido no llegara a ser murmullo. Sí, ese Pujol ahora condenado al ostracismo y, oh sorpresa, nada querido ya en Catalunya salvo por Mas, otro que sabemos que no es un santo ni el héroe que pretende ser. Tampoco es el artífice de nada, lo sabemos, la cosa venía de antes.

Se lleva años tratando de pactar un referéndum, de consultar a la ciudadanía pero no es posible, no hay nadie escuchando. Y cuando por fin tratas de consultar a la gente, toda, incluso la que está en contra, sobre si es conveniente asaltar el palacio de invierno, te sale toda la caterva revolucionaria diciendo que no hay garantías. Para mear y no echar gota.

Pero vamos al meollo: ¿es democrático votar? Un primer vistazo nos debería decir que sí lo es, votar siempre lo es. ¿Votar que te vamos a matar también? Vaya salió el argumento absurdo, no, eso no está bien porque se vota el daño a una persona saltando por encima de los derechos humanos y no hay interés general en ello (o no debiera). Pero la ley dice que es ilegal votar. No del todo, el gobierno tiene la potestad de organizar los referéndum que sean precisos y de ceder esta potestad a otra administración en caso necesario, por lo tanto el referéndum independentista puede ser legal si hay voluntad para ello. Ya, pero tendríamos que votar todos los españoles. Buenos, vayamos por partes que dijo aquel; la constitución dice que la soberanía recae en el pueblo español, podemos inferir que en todo, y también dice que el ejército es el garante de la integridad territorial, pero no dice que los cambios legalizados sobre la extensión del territorio o si el pueblo español, de sopetón pierde siete millones de habitantes pierda la soberanía, por lo que las interpretaciones en realidad son políticas. Por otro lado es un argumento extraño puesto que su principio básico es que como afecta a la ordenación del estado pues tiene que votar todo el estado, pero olvidamos que para el Brexit no pedimos el voto porque iba a afectar a la unión europea, a su vez Inglaterra y Gales no pidieron votar en el caso escocés como tampoco lo hizo el resto de Canadá cuando Quebec hizo lo propio. Ejemplos hay más, pero siempre aparece el mismo patrón, la subsidiariedad: ¿Tú quieres irte? Tú votas. Sin más y el resto apechuga porque la decisión es legítima y no vas a obligar a quedarse a quien no quiere estar, eso tiene un nombre que no es democracia ni concordia.

Por otro lado hablamos del derecho a decidir y como tal derecho puede ejercerse o no y el ejercicio no presupone resultado. Antes he citado a Quebec y Escocia, han ejercido el derecho a decidir, ha salido que no y aquí paz y después gloria, sin acritud, democráticamente. Caso distinto al de Sudán del Sur que consiguió su independencia en las urnas pero sólo después de una guerra civil. La cuestión es que en un régimen democrático no debería ser traumático plantear la secesión (como muchas otras cosas) y poder debatir en tranquilidad, pero aquí triunfa un cerrojo a no debatir hijo a partes iguales de la cerrazón nacional-franquista que, pese a quien pese, adoctrinó de forma eficiente a tres generaciones con lo que ello conlleva, y de un pusilanismo que prefiere mantener el statu quo porque no puede imaginar un futuro distinto. Y que me perdonen los que están de acuerdo con el derecho a decidir pero votarían no por las razones que sea, esto no va con ellos porque, y aquí lo no novedoso pero que pocos recuerdan, en el referéndum y su ley está previsto el No. Está previsto que se pueda votar, que se haga campaña a su favor y que, caso de salir, sea vinculante igual, por lo tanto de referéndum antidemocrático nada de nada. Y aquí si meto a quien defiende el derecho a decidir pero votaría no, se encuentran dentro del juego democrático, no les asustan las reglas del juego ni los posibles resultados y tienen toda la legitimidad de argumentación.


Papeleta de voto
Esta legitimidad de argumentar la pierden, no obstante quienes niegan la posibilidad del referéndum porque no aceptan la posibilidad del sí. Los que niegan el derecho porque ya han elegido su opción y el resto no puede opinar, se ha blindado la legalidad y nadie la mueve un ápice porque no va con ellos. Aquí sí, Soraya, aquí sí puedes hablar de atentado contra la democracia, aquí sí que Coscubiela tiene razón, una parte no permite expresarse a la mayoría porque, repito, en este Referéndum puedes votar NO, tranquilamente, sin acritud, sin presiones y sin justificaciones, lo cual SÍ es democrático. (Perdonad las negritas, son muchas repeticiones ya.)

Lo que no se le ha pasado a ningún unionista por la cabeza, quizá porque la idea de elegir independencia o no les da urticaria, es que si se vota y gana el no han cerrado el tema, no se hablará en una temporada, se habrán clarificado las mayorías y se habrá visto que es una quimera y no puede ser. Y si gana el sí igual, se habrá acabado el tema, se iniciará la desconexión y a seguir como buenos vecinos, algo así como las relaciones hispano-mejicanas-cubanas-ecuatorianas-argentinas, incluso filipinas y, bueno, no, venezolanas igual no tanto... Porque imaginemos por un momento que se vota, que una gran mayoría quiere independizarse y los tanques en la calle dicen que no, que todos a sus casas y Rajoy y Montoro en la de todos. ¿Alguien se ha parado a pensar cómo será gobernar así? El venceréis pero no convenceréis aquí tampoco parece que vaya a funcionar y la estrategia del caracol (escondido) de Rajoy tampoco funciona, no se olvidará nada, nadie lo dejará estar y todo el mundo creerá tener la mayoría con lo que la crispación seguirá.

Y ya para terminar, sí, soy un catalán de mierda, un indepre, un separrata, un hijo de puta, un comunista-rojo-de-mierda, escoria, comeniños, gilipollas, mierdas, cero a la izquierda, renegado, traidor, carne de presidio, merezco que me fusilen junto a todos mis antepasados, insolidario, antidemócrata, podemita, libertino, tergiversador, traidor, imbécil, iluso, soplagaitas, asqueroso, rompepatrias, español-aunque-no-me-guste, hijo de mil ratas sifilíticas y tantos y tantos epítetos simpáticos. Lo adelanto para ahorrar tiempo y recursos a Twitter y demás redes, así nadie pierde el tiempo insultándome.

Feliç Diada!!

domingo, 6 de diciembre de 2015

Un chiste malo

(Léase con acento de Eugenio)

¿Saben aquel que diu que un paio entra en una ferretería cerca de su casa y pregunta?:

- ¿Que tienen cajas de herramientas nuevas?

A lo que el dependiente li diu:

- Tenemos una desde hace cuarenta años y no ha fallado aún, nen.
- Esa ya la tengo, quiero una nueva.
- Es que nuevas no hacemos. Esta la hicimos entre todas las ferreterías que había y nos quedó francamente bien. ¡Y eso que costó que nos pusiéramos de acuerdo!
- Pero era otra época, los destornilladores no valen con los tornillos modernos, y los alicates son pequeños...
- Es lo que en su momento pudimos hacer, ¡no vea como apretaban los que no la querían cambiar!
- ¿Sap que li dic? que me voy a la ferretería de enfrente que diuen que van a sacar una nueva que irá fetén con los tornillos de ahora y tendrá sitio para nuevos destornilladores.
- Eso dicen, pero el sindicato de ferreterías no les dejará porque en el reglamento dice que no se puede.
- Oiga, es que ustedes sacaron un martillo nuevo sin avisar y sin preguntar y además no va bé...
- Es que el fabricante alemán nos pasó nuevas instrucciones.
- Pues me voy a la tienda de enfrente a comprar.
- Vaya, vaya, pagará por nada. ¿No ve que nosotros mandamos?
- Oiga, y si se la compro a usted, ¿me va a cambiar algo?
- Sí claro, tenemos dos colores nuevos naranja y morado, por fuera es más chula, y por dentro se ha cambiado de sitio la cinta métrica, parece más espaciosa.
- ¿Y funciona mejor?
- Igual, pero el asa es más incómoda. Eso sí, no tirará el dinero.
- ¿Y la oferta hasta cuando dura?
- Los colores se quedan de momento, el resto hasta el veinte de diciembre.
- Miri, oiga, me lo tengo que pensar...
- No se preocupe, en la tele tiene nuestros anuncios todo el día, para que se decida...

llave antigua


El chiste es tan malo que no es ni chiste, probablemente sea un absurdo y si has llegado hasta aquí quizá te preguntes de qué va esto. Haz una prueba, cambia las palabras caja de herramientas por la palabra constitución, y la palabra ferretería por las palabras partidos políticos y tendrás una historia un poco más clara.

Hoy hay quien celebra el día de la constitución (aunque lo suelen hacer con mayúsculas). No voy a entrar en si hace cuarenta años no se podía haber hecho de otra forma, que si el ruido de sables no lo era tanto o si era una amenaza real, que si faltó ambición o templanza... Se aprobó la constitución que tenemos y es la que hay. punto.

Lo grave, lo realmente grave, es que sea intocable. Existe una convicción bastante extendida que nos dice que la constitución es francamente mejorable, que ya no responde a retos del s.XXI y que, en cualquier caso, los menores de 55 años queremos hacerla nuestra participando de la misma, no sólo aceptando que está y es sin más.

Nos encontramos que la carta magna sanciona un régimen monárquico hereditario heredado (valga la redundancia) de los designios del dictador. Un régimen autonómico que constriñe algunas voluntades o demasiado libre según otras (y que conste que no son las mías) o unos derechos fundamentales presuntamente protegidos pero no desarrollados.

Las generaciones actuales no queremos aceptar sin más lo heredado, hoy queremos debatir, participar, proponer, en definitiva ser parte, hacer nuestro el proceso. Entendemos que si una constitución tiene que ser norma fundamental tiene que estar hecha a nuestra imagen y para nuestro servicio. No entendemos que no se pueda tocar excepto cuando un agosto y sin avisar se reforma un artículo que nos condena a supeditar la supervivencia social al beneficio financiero. Eso simplemente nos demuestra la hipocresía de ciertos "dirigentes" en tanto las leyes se reforman o no pensando únicamente en intereses particulares y no generales.

Las leyes deben estar al servicio del individuo y del colectivo, no debería extrañar que estas normas estuvieran vivas, fueran maleables, moldeables, a fin de asegurar su correcto servicio. Una normativa férreamente estricta sólo garantiza obsolescencia pronta y falta de apego. Estamos en una sociedad cambiante que demanda cauces de participación, la constitución no los tiene efectivos, demanda la protección y la exigibilidad de los derechos fundamentales (pan, techo, educación, sanidad...), el modelo territorial debe estar protegido por la ley y no amenazado por la misma como el título segundo prevé.  Somos una generación que se cree lo de iguales ante la ley y lo ve incoherente con una monarquía hereditaria que discrimina a las mujeres (igual esto sí lo cambian, pero llevan mucho tiempo diciéndolo...) y con una figura real inviolable y no responsable judicialmente (otro día hablaremos de por qué esto se extiende a la persona del monarca cuando no debería ser así).

No son pocas cosas las que me dejo pero esta entrada no pretende ser un relato exhaustivo de lo que debería ser un proceso constituyente, sólo un mero apunte de lo que es necesario. Necesitamos herramientas nuevas, nuevos modelos de relación, necesitamos adaptabilidad, evolución.

Si queremos futuro debemos sacar el presente del pasado.

jueves, 14 de agosto de 2014

El huevo o la gallina

(Artículo original publicado en el blog de Piratas de Aragón)

¿Democracia limitada?

Hoy estaba hablando con un compañero de partido de, entre otras cosas, el sexo de los ángeles e intrascendencias varias cuando, por aquello de la deformación, hemos caído en el tema de la democracia, los derechos humanos y las tres leyes pirata. Las tres leyes son un código de conducta para aquellos piratas que ocupen un puesto de representación en cualquier organismo, y para el que no las conozca rezan:
  1. Un pirata votará siempre a favor de los Derechos Humanos
  2. Un pirata votará siempre a favor del ideario excepto cuando esto entre en conflicto con la primera ley
  3. Un pirata votará siempre según haya decidido la asamblea excepto cuando esto entre en conflicto con la primera o la segunda ley
Dejando de lado que su redacción es fruto de la elucubración de un fan de Asimov, queda claro que pretenden ser, solamente, un resumen del ideario pirata estableciendo las prioridades que nos hemos dado. Y aquí está el tema interesante "las prioridades que nos hemos dado".

Parece evidente que tal y como se formulan ofrecen una visión clara e indiscutible de la ideología pirata y de su idiosincrasia pero ¿y si no es así? Tendemos a pensar que los sistemas simples son fáciles de justificar y comprender. Las escasas relaciones implícitas facilitan a quien los idea que la estructura sea perfectamente lógica e indiscutible. Aquí el caso está claro, los derechos humanos son primordiales y su defensa está más allá de toda duda, incluso podemos ampliarlo a derechos de los animales, etc., de hecho podríamos pensar que su defensa, a ultranza, es lo que nos define como seres humanos, y a ellos supeditamos el derecho al voto, la democracia, que es lo que nos hace civilizados en el sentido moderno del término.

¿Pero qué pasaría si por un casual nos diéramos cuenta de que el orden de las leyes está equivocado? Sin pretenderlo hemos simplificado ya la lista reduciendo los casos a dos: derechos humanos y democracia, sigamos con la simplificación a modo de ejemplo. Como ya he hecho notar antes se nos antoja natural preferir derechos humanos a democracia, pero si lo pensamos bien no hay motivo para que sea así, es un orden absolutamente arbitrario ya que no hay relación directa entre ambos aspectos que supedite uno al otro. Me explico.

Los derechos humanos se circunscribirían en una especie de instinto de supervivencia de la especie, con ellos se defiende la posición más débil o, si se prefiere, aquella más susceptible de ser ultrajada en cualquiera de los aspectos contemplados en la lista de derechos. Además tampoco podemos dejar de pensar que actualmente nos regimos por la Declaración de Derechos Humanos de la ONU de 1947 y que los derechos recogidos en ella podrían ser los que hay o podrían ser otros (como los contemplados en la declaración de derechos emergentes) constituyendo ya una arbitrariedad en sí mismos.

Por otro lado la democracia es una opción de organización social y política, por lo tanto ya no es natural per se, y tampoco hay cuestiones objetivas que nos digan que es el mejor sistema posible, el menos malo (como dijo Churchill) o uno más. Se antoja el mejor de los sistemas posibles porque: protege al ciudadano de déspotas incapaces y crueles y porque (de aplicarse bien) no permite que los intereses de unos pocos se impongan sobre las necesidades de la mayoría (y sí, otro día ya hablaremos de los lobbies que desmontan esta afirmación). Otro punto a su favor es que, también, protege al débil ante el poderoso y es el único punto en el que podemos establecer un paralelismo con la otra parte en liza.

Ahora imaginemos por un momento un sistema en el que los axiomas ideológicos estén al revés, es decir, primero lo votamos todo y luego defendemos los derechos humanos, siempre que no entren en conflicto con lo votado. Nos encontraríamos con la eventual situación de estar votando la muerte de un conciudadano, ¡o la nuestra propia! Parece irreal, ¿verdad? pero en realidad lo que estaríamos escenificando sería el derecho inalienable de votar, de decidirlo todo, por lo tanto defenderíamos la democracia en su esencia más pura debiendo, incluso el candidato a cadáver, aceptar el resultado de la votación "porque así lo ha decidido la mayoría".


Lo que quiero poner de relevancia, es que muchas de las ideas que mantenemos y defendemos no siguen una lógica natural si no que están contaminadas de nuestras opiniones y preferencias y, por lo tanto, debemos aceptar que por muy básica que sea la ideología pirata, por pocas que sean la líneas rojas que nos trazamos, estas no dejan de ser una decisión arbitraria con base en nuestra educación y creencias. Los piratas, más que nadie, debemos tener clara la no inmovilidad de los axiomas que nos definen y ser capaces de establecer sistemas dinámicos donde todo, incluso el ideario básico, esté en continuo debate y reflexión, porque señores, no hay nada escrito en piedra ni nada más pirata que la plasticidad y la capacidad de adaptación a formas de pensar, siempre, más evolucionadas.

viernes, 20 de junio de 2014

Aborto

manifestación pro aborto
Suele ser complicado hablar de según qué cosas sin herir sensibilidades, por eso siempre es aconsejable elegir muy bien las palabras a emplear para que no se puedan malinterpretar ni manipular aunque ello es complicado. Voy a intentar hacerlo con un tema tan delicado y controvertido como es el del aborto. No es que quiera sentar cátedra, pero sí reflexionar sobre un tema que debería estar ya cerrado desde hace tiempo.

Primero me posiciono. Aún a riesgo de no poder evitar lo indicado en la primera frase del post no puedo más que ser coherente conmigo mismo. En ningún caso creo que el aborto deba tomarse simplemente como un derecho al propio cuerpo de las mujeres (que es evidente que como cualquier otra persona lo tienen y es inalienable), el aborto es algo mucho más complejo que también incluye muchas otras implicaciones que no pueden banalizarse. La principal dificultad a la hora de resolver eficazmente una problemática como la que hoy traigo es poner de acuerdo los diferentes aspectos que la componen, y paso a detallarlo.

Quizá lo primero a tener en cuenta es la propia salud de la mujer embarazada. Si bien un aborto realizado por profesionales en condiciones sanitarias óptimas no reviste especial trascendencia no podemos negar que es una intervención, y que las hormonas que proporcionan las píldoras "del día después" no son poca cosa. En cualquier caso si mantenemos el necesario control médico y no se abusa de estas "soluciones" el riesgo físico es mínimo. Aquí no contamos con los "riesgos psicológicos" derivados de la presión que la sociedad pueda imprimir en la moralidad y educación de la abortante, estos "riesgos" lo serán en proporción al rechazo propio de la mujer ante la idea del aborto sin perjuicio de la presión directa que el entorno familiar y social de la mujer pueda ejercer ya no favoreciendo la seguridad implícita en cualquier toma de decisión relativamente importante si no aumentando (o imprimiendo) el sentimiento de culpa.


embarazo
Podríamos decir, además, que ante un embarazo (deseado o no) encontramos tres actores con derechos en colisión: la futura madre, el necesario padre y el nonato en sí mismo (y en todas sus fases, desde cigoto hasta feto). Y decimos que hay tres derechos en colisión porque si bien la madre tiene derecho a elegir la maternidad y al propio cuerpo en toda su extensión, no es menos cierto que el padre mantiene también el derecho a la paternidad, mientras que el futurible tiene el mismo derecho a la existencia que tendría cualquiera. Y paso a resolver, o razonar, la salida de este impass antes de que alguien me crucifique antes de ver toda la reflexión completa.

Si pusiéramos todos los derechos citados en una escala veríamos que el pobre padre sale perdiendo, puesto que su derecho a serlo es muchísimo menos importante que los derechos ostentados por madre y vástago. Por lo tanto obviaríamos al rival más débil, sin obviar que el conflicto varía sensiblemente cuando la paternidad es impuesta por artificios y engaños, aunque esto es otro debate no menos complejo.

Entonces nos encontramos con el quid de la cuestión: ante la colisión de derechos de la embarazada y de su embarazo tenemos al grueso de las manifestaciones en sus dos vertientes, a favor y en contra. No es fácil aquí ser obetivos y saber qué opción es la buena descartando la errónea. Por un lado tenemos que la madre debería poder elegir si serlo o no y si quiere que su físico sufra un embarazo, algo que puede ser muy duro sin contar con el sufrimiento psicológico de un embarazo no deseado. Mientras que por el otro tenemos a un proyecto de humano en vías de desarrollo que debería contar per se del derecho a vivir y a llevar una vida normal tanto como cualquier otro. Pues bien, ¿como decidimos qué derecho prima, o quien prevalece? Como la cuestión es compleja la solución se antoja fácil e imposible a la vez.

La mejor solución pasaría por librar a la mujer del embarazo y mantener al embrión extra útero hasta su alumbramiento o, en su defecto, transplantarlo a quién sí desee un embarazo. Sólo hay un pequeño pero a esta solución propuesta, la técnica actual no lo permite, la medicina prenatal actual no está lo suficientemente avanzada como para garantizar la supervivencia del cigoto en estas condiciones. Por lo tanto volvemos al punto de partida y sin solución inmediata.

Hace bastante tiempo no habría dudado en afirmar que cada uno debería ser responsable de sus actos hasta las últimas consecuencias y así, si un método anticonceptivo falla (no digamos si simplemente no hacemos uso de él) tiene que apechugar con lo que venga (tanto ella como él claro), y si alguien no quiere asumir responsabilidades... pues mejor que use la técnica de la aspirina y la rodilla y deje de hacer algo para lo que no está preparado. Pero si nos paramos a reflexionar vemos que sí, que los anticonceptivos fallan, y no siempre por un mal uso, y que la decisión de no seguir adelante con un embarazo no siempre va sujeta a cuestiones de comodidad o de conveniencia personal sino a la propia supervivencia en tanto como mantener un puesto de trabajo siempre necesario, o la disyuntiva de mantener a un nuevo vástago deseado aunque no buscado y compatibilizarlo con las condiciones que se puedan ofrecer a los ya nacidos. Y no debemos pensar en esta lista como un extremo de supervivencia física solamente, si no como la valoración que, siempre desde una perspectiva personal y absolutamente subjetiva se debe hacer de la calidad de vida de una misma y/o de la unidad familiar de la que se es parte. En resumen, hay casos en los que un embarazo no buscado representa un problema importante para el seno del domicilio en el que debería desembarcar.

fetoPor el otro lado tenemos la unión de un espermatozoide y un óvulo que, como diría Aristóteles, son la potencia o proyecto de persona humana como futuro probable. Si partimos de la base de que nadie debería poder decidir el destino de otro humano, y menos para cercenarlo, podemos inferir que nadie debería tener la potestad de "matar" aun ser humano en el seno gestante de su madre, pero el argumento no convence, y que conste que voy a obviar el debate de cuándo podemos decir que el cigoto o el feto ya son una persona. Y digo que el argumento no convence precisamente por el término futurible, y no es que no tenga derecho a vivir, si no que ante el derecho mencionado en el párrafo anterior de una persona que ya es, ya existe y goza de un proyecto de vida presente con interrelaciones e interdependencias con otras personas, el derecho, decimos, del no nacido se antoja como secundario puesto que es una posibilidad futura comparada con un presente ya en ejecución.

En ocasiones se presenta como una opción válida el desarrollo completo del embarazo para poder donar al nacido en adopción. La verdad es que no es una mala opción, satisfacería todos los derechos en conflicto y no supondría un trauma para nadie. Y sería una buena solución si no fuera porque un embarazo supone nueve meses de desgaste físico, nueve meses de dar explicaciones sobre la decisión a tomar al término lo cual implicaría en muchos casos un importante desgaste psicológico, y eso sin contar a toda alma bienintencionada que pretenda convencer a la embarazada de que no debe dar a "su hijo". Y eso sin contar el riesgo, por desgracia, más que posible de perder el empleo en el transcurso de dicho embarazo. 


Métodos anticonceptivos

Por tanto mi conclusión tras la argumentación anterior es que si bien hay que promocionar el uso (y buen uso) de cualquier anticonceptivo homologado como tal, el aborto se antoja como una mala solución, pero una solución que necesariamente debe estar disponible para aquellas mujeres que, después de la correspondiente reflexión personal, decidan que interrumpir su embarazo es la opción más conveniente para su situación. Dicho esto la sociedad no debe más que acompañar y facilitar tanto la decisión como el apoyo que pudiera precisar aquella mujer que tome esta vía y tanto esto como ayudar a quien opte por mantener el embarazo hasta el final, tanto para mantener al hijo pese a la economía familiar como para facilitar la adopción a aquellos que quieren y no pueden tener hijos de forma natural.

NOTA: Nótese que en ningún momento he hablado de los supuestos en los que el embarazo representa un peligro físico o mental para la madre o que implica el dar a luz a un niño o niña con graves malformaciones o disfunciones del tipo que sea. Creo que estos supuestos, junto al de violación, están fuera del debate por obvios aunque estén implícitos en la decisión última que toma la embarazada sobre si seguir adelante o no.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

14N

Comunismo vs. capital
Hoy es 14 de Noviembre, jornada de huelga general. Pero, ¿por qué? ¿Qué se pretende conseguir? ¿Es útil una huelga a estas alturas?

Resulta complicado elegir el motivo principal de la convocatoria de la segunda huelga general en lo que va de año, de hecho, uno de los lemas es: "Porque nos sobran los motivos". Principalmente la huelga se plantea como una jornada de protesta contra la política de recortes y ajustes del gobierno. También se plantea como una lucha contra los nuevos modelos a aplicar tanto en sanidad como enseñanza. En ambos casos parece que el gobierno ha adoptado una deriva neoliberal en las que la calidad de ambas se mide en la eficiencia económica directa, es decir, sólo funciona si da beneficios económicos.

Por otro lado nos encontramos con aquellos que no secundan la huelga. No debemos confundirlos con aquellos que no están de acuerdo con sus planteamientos. O sea que entre los que no secundan la huelga podemos encontrar dos grandes grupos: por un lado los que no están de acuerdo con sus planteamientos, modos, fechas o convocantes y lo que aún estando de acuerdo con ella se encuentran en la tesitura de no poder, por los motivos más variopintos, concordar sus opiniones y sus actos.


Por qué sí o por qué no

Quizá lo primero es plantearse qué es o para qué sirve una huelga. Según la RAE en la acepción que nos interesa:
 2. f. Interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta. Huelga ferroviaria. Huelga indefinida.
 Y en concreto sobre huelga general:

1. f. huelga que afecta simultáneamente a todas las actividades laborales de un lugar.
 Por lo tanto podemos hablar de huelga cuando no se va a trabajar como protesta. Y si, además, se extiende entre gentes de diversas profesiones y diferentes lugares de trabajo entonces hablamos de huelga general.

Vale, pero de qué sirve. Bien, las huelgas suelen ser uno de los últimos recursos empleados en las reivindicaciones laborales. Cierto es que pocos recursos hay más aparte de las consabidas reuniones y comisiones, y además que cumplan con la legalidad estricta. La huelga se resume en dos significados prácticos. Primero es un pulso entre empleados y empleadores o, como hoy, legisladores; y segundo, es un ejercicio de colectividad y de afirmación de sentimientos de clase.

Una vez sabido todo esto:

¿por qué debemos secundar la huelga o no secundarla?

En realidad se puede plantear como dos visiones del progreso social más allá de los motivos de convocatoria concretos.

Por un lado está la visión tradicional o neoliberal (paradoja) en la que la sociedad se divide en dos grupos básicos (sí ya sé es una simplificación demasiado simplificada, pero como explicación funciona y puede extrapolarse a organizaciones sociales más complejas). Sigamos; los dos grupos son el de ciudadanos favorecidos económica, social y políticamente, y el que lo está menos. El trasvase de uno a otro sólo debe realizarse tras un intenso esfuerzo profesional, personal y de trabajo social. La promoción se hará si se consiguen padrinos suficientes que garanticen la nueva posición, y éstos se consiguen por afinidad familiar, amigos comunes, "ganarse el puesto" (a base de esfuerzo o de cepillar levitas, claro) o un golpe de efecto que te coloque en el lugar oportuno en el momento justo en el que mira quien manda.

Y luego está el sistema progresista o revolucionario. Plantea divisiones sociales similares, pero con una mayor permeabilidad entre ellas, también a base de esfuerzo, pero con un componente de solidaridad inexistente en el anterior caso. En este tipo de sociedad se establecen mecanismos de protección para los más desfavorecidos en forma de subsidios, subvenciones y pensiones. Para que este sistema funcione correctamente es necesario un sistema impositivo que garantice el reparto de riqueza, además de legislación y educación suficiente para evitar el parasitismo.

Evidentemente entre los dos extremos hay muchas categorías de gris, pero en esencia son los grandes rasgos de la división política actual: la derecha y la izquierda; la oligarquía y el socialismo.

¿Y eso qué significa?

En este caso la disyuntiva es clara: Europa propone unas políticas liberales orientadas a la excelencia situando en manos privadas todos los servicios públicos con cada vez menos control de los estados sobre las corporaciones privadas; y ello choca con los éxitos acumulados durante el s.XX en la mayor parte de Europa en forma de derechos civiles y laborales y del acercamiento al llamado estado del bienestar en el que, previo pago de impuestos, el estado se encarga de proporcionar asistencia sanitaria, escolar y social, garantizando a todos los que lo necesiten la posibilidad del esfuerzo para medrar en lo personal.

Diversos sectores han identificado claramente la ideología social subyacente en las políticas de ajuste y económicas elegidas por el gobierno y se han posicionado.

Entonces si la duda está resuelta, sólo te queda elegir: ¿en qué sociedad quieres vivir?