Y puede ser así, puede que haya quien simplemente no quiera ser partícipe del
Y precisamente sangrante es la palabra adecuada. ¿Sabemos por qué se "celebra" el 12 de octubre? ¿Sabemos por qué es conocido como de la Hispanidad? Sin más empeño que el didáctico cabe apuntar que en 1913 fue propuesto el dicho día de octubre como Fiesta de la raza española como celebración de la unión íbero-americana. Más tarde, en 1931, Ramiro de Maeztu sugiere sustituir "raza española" por "hispanidad" como concepto que auna y ensalza el orígen cultural de las citadas naciones ibero-americanas (olvidando a los mayores países de América, esto es Brasil, Estados Unidos y Canadá). Esta tesis se inicia en 1935 con la primera celebración y luego se afianza en 1939 con la asistencia del infame Generalísimo a los oficios en Zaragoza.
Terminados los apuntes cronológicos vamos al meollo: ¿qué se celebra el 12 de octubre? Evidentemente el descubrimiento de América no, Colón avistó el 11 una isla caribeña y no llegó al continente hasta unos años más tarde, por lo tanto ¿qué? Vamos a tomar la ley que la refrenda y que data de 1987:
La fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos.Toda una declaración de intenciones. Con esta ley se pretendía dar legitimidad democrática a una celebración auspiciada por el franquismo y destinada a homogeneizar la citada "pluralidad cultural" y a generar un sentimiento de unidad a través de unos hechos históricamente reprobables, pero ya volveremos sobre la historia, vamos a analizar la ley que no tiene desperdicio:
- "[...]simboliza la efemérides histórica en la que España[...]" Venga, la primera, "España" es un término que en singular no se usa hasta el reinado de José I Bonaparte, hasta entonces significa lo mismo que ibérico, un referente geográfico. Además, difícilmente a finales del s.XV pudiera haber ninguna iniciativa común entre los reinos en los que se dividía "España" (sic), eran diversos y con intereses divergentes amén de necesidades y recursos.
- "[...]a punto de concluir un proceso de construcción del Estado[...]" Ya hemos visto antes que no existía unión, ni la habrá hasta la guerra de sucesión con Felipe V como vencedor y sus sucesivos Decretos de Nueva Planta (último en 1716) en los que disuelve cortes, deroga fueros y asimila los territorios al reino de Castilla "la más fiel de mis posesiones". Por lo tanto hablar de construcción de estado es validar las manipulaciones del régimen anterior que colocan a los reyes católicos como fundadores de la España moderna.
- "[...]a partir de nuestra pluralidad cultural y política[...]" En el apartado anterior ya hemos visto la falsedad del argumento de la unidad, en cuanto a la pluralidad dejadme citar a Felipe V en las instrucciones a los corregidores en Catalunya el 1712 "Pondrá el mayor cuidado en introducir la lengua castellana, a cuyo fin dará las providencias más templadas y disimuladas para que se consiga el efecto, sin que se note el cuidado." Sumemos que sólo Castilla estaba habilitada para comerciar con las Américas y veremos el pluralismo cultural en toda su dimensión.
- "[...]y la integración de los reinos de España en una misma monarquía[...]" Vamos a ver, en cuanto Fernando enviudó de Isabel en 1506 se fue de Castilla a sus reinos, se casó con Germana de Foix e intentó por todos los medios tener un heredero con ella para que "sus dominios" no fueran heredados por los hijos que tuvo con la católica, creo que sobran las explicaciones.
- [...]inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos[...] Y aquí viene lo gordo que diríamos. Dejadme exponerlo en sección aparte porque hay mucha miga a roer.
Período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos
Cuando se habla de la grandeza del imperio, de los cuatrocientos millones de , etc., Índico actual. El mero hecho de la expansión cultural española se hizo a costa de la cultura local. No olvidemos tampoco la tarea evangelizadora que sustituyó unos tótem por otros de forma arbitraria (esto es sin objetividad de la necesidad) y mucho menos olvidemos el pase a cuchillo de tribus enteras. Hay estimaciones al alza que hablan de la muerte de más del 90% de la población en los primeros cien años, bien fuera por guerra, por epidemia o por muerte por esclavitud.olvidamos un detalle no poco importante: en América ya había gente viviendo, ya había culturas con sus propias lenguas. No entraré ahora en valorar si eran culturas avanzadas o no, si eran violentas o pacíficas, si aceptaron de buen grado a los visitantes o los recibieron a golpe de guijarro... todo eso no importa, su derecho a existir es el mismo con el que hoy respetamos a sus supervivientes amazónicos o culturas "indígenas" en África o en islas del
hispanohablantes
El hecho de pensar que esa época era así y que el mundo entero se regía por tales desmanes no es óbice para que hoy, en el s.XXI, no seamos capaces de revisar nuestra escala de valores y rechazar el ensalzamiento de lo que fue una auténtica tragedia. No es preciso llorar ni rasgarse las vestiduras, sólo juzgar a la historia y a sus herederos con el prisma que hoy nos da el conocimiento y aceptación de los Derechos Humanos.
La fiesta
Por lo tanto hoy estamos manteniendo como "celebración" lo que fue el inicio de un genocidio, la pretensión de homogeneización de los "reinos ibéricos" (Portugal aún no se deja) y un imperialismo que aún hoy tacha de inferior la cultura azteca, mapuche, guaraní, etc., sólo por ser distintas. Y con este soniquete hoy las "grandes empresas" patrias siguen esquilmando los recursos naturales de unos países a los que durante mucho tiempo no se les permitió seguir su propia senda por la vía de la interjección (fuera norteamericana o no).Y en Zaragoza aún es peor, se ha institucionalizado una ofrenda auspiciada por el alcalde Gómez Laguna en 1958 para agradar al devoto de la virgen que habitaba en El Pardo y perpetuar el folklorismo imperante de una España en blanco y negro que no sabía mirar hacia el futuro.
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